Distribución del ingreso en la Argentina

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Distribución del ingreso en la Argentina

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(Primeros párrafos del Capítulo I) El análisis de la evolución en el tiempo de la desigualdad ha sido tradicionalmente afectado por dos problemas principales: (i) la medida en que no sean estrictamente comparables las mediciones de encuestas de las que se derivan los cambios temporales y (ii) el hecho de que el grado de desigualdad medido puede estar seriamente afectado por diferentes sesgos, entre los que se destaca el asociado con la subdeclaración de ingresos, la que no se puede suponer -en principio y sin más análisis- que sea neutral con respecto a la desigualdad (Altimir, 1987). Naturalmente, el segundo problema influye sobre el primero, puesto que la existencia de diferentes sesgos de subestimación en dos encuestas representa una fuente de incomparabilidad entre sus resultados. Se han propuesto diferentes procedimientos de ajuste, basados en la reconciliación de los totales de ingreso de las encuestas con los derivados de las estimaciones de cuentas nacionales 1 . La mayoría resulta en un grado de desigualdad mayor que el obtenido con los datos originales. Puesto que la discrepancia con respecto a las cuentas nacionales de los resultados de diferentes encuestas pueden ser de diferente magnitud, el ajuste de éstos no sólo vuelve más realista la medición de la desigualdad sino que torna -en principio- los resultados más comparables entre sí. Sin embargo, es preciso realizar, a este respecto, una advertencia. Las discrepancias de las medias de las encuestas con respecto a las estimaciones del ingreso de los hogares derivadas de cuentas nacionales (que, a su vez, no son tan acuradas ni presentan una acuracidad uniforme a lo largo del tiempo) pueden reflejar diferentes sesgos. Esto es, en principio, esperable cuando se comparan resultados de encuestas de diferente tipo (principalmente, encuestas de empleo e ingresos y de ingresos y gastos), que utilizan diferentes técnicas de investigación del ingreso, asociadas a diferentes estructuras muestrales y organizaciones de campo también disímiles (Altimir, 1987). En tales casos, la aplicación de un método uniforme de ajuste, aunque aún sirva al propósito de obtener mediciones de la desigualdad más cercanas a la realidad, puede no ser tan efectiva para volver los resultados de diferentes encuestas más comparables entre sí. Los problemas involucrados en aplicar un método de ajuste basado en las cuentas nacionales se complican cuando la cobertura de la encuesta es sub-nacional (urbana, para un conjunto de aglomerados urbanos o para el área metropolitana de la ciudad capital), ya que en ese caso es preciso, además, estimar -o suponer- diferenciales de ingreso entre el total del país y el área cubierta por la encuesta.

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Resumen
(Primeros párrafos del Capítulo I) El análisis de la evolución en el tiempo de la desigualdad ha sido tradicionalmente afectado por dos problemas principales: (i) la medida en que no sean estrictamente comparables las mediciones de encuestas de las que se derivan los cambios temporales y (ii) el hecho de que el grado de desigualdad medido puede estar seriamente afectado por diferentes sesgos, entre los que se destaca el asociado con la subdeclaración de ingresos, la que no se puede suponer -en principio y sin más análisis- que sea neutral con respecto a la desigualdad (Altimir, 1987). Naturalmente, el segundo problema influye sobre el primero, puesto que la existencia de diferentes sesgos de subestimación en dos encuestas representa una fuente de incomparabilidad entre sus resultados. Se han propuesto diferentes procedimientos de ajuste, basados en la reconciliación de los totales de ingreso de las encuestas con los derivados de las estimaciones de cuentas nacionales 1 . La mayoría resulta en un grado de desigualdad mayor que el obtenido con los datos originales. Puesto que la discrepancia con respecto a las cuentas nacionales de los resultados de diferentes encuestas pueden ser de diferente magnitud, el ajuste de éstos no sólo vuelve más realista la medición de la desigualdad sino que torna -en principio- los resultados más comparables entre sí. Sin embargo, es preciso realizar, a este respecto, una advertencia. Las discrepancias de las medias de las encuestas con respecto a las estimaciones del ingreso de los hogares derivadas de cuentas nacionales (que, a su vez, no son tan acuradas ni presentan una acuracidad uniforme a lo largo del tiempo) pueden reflejar diferentes sesgos. Esto es, en principio, esperable cuando se comparan resultados de encuestas de diferente tipo (principalmente, encuestas de empleo e ingresos y de ingresos y gastos), que utilizan diferentes técnicas de investigación del ingreso, asociadas a diferentes estructuras muestrales y organizaciones de campo también disímiles (Altimir, 1987). En tales casos, la aplicación de un método uniforme de ajuste, aunque aún sirva al propósito de obtener mediciones de la desigualdad más cercanas a la realidad, puede no ser tan efectiva para volver los resultados de diferentes encuestas más comparables entre sí. Los problemas involucrados en aplicar un método de ajuste basado en las cuentas nacionales se complican cuando la cobertura de la encuesta es sub-nacional (urbana, para un conjunto de aglomerados urbanos o para el área metropolitana de la ciudad capital), ya que en ese caso es preciso, además, estimar -o suponer- diferenciales de ingreso entre el total del país y el área cubierta por la encuesta.
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