Familias latinoamericanas: diagnóstico y políticas públicas en los inicios del nuevo siglo

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Familias latinoamericanas: diagnóstico y políticas públicas en los inicios del nuevo siglo

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Resumen En la mayoría de los discursos y propuestas de políticas se otorga a la institución familiar un papel central. Llama la atención, entonces, la falta de correspondencia entre la extrema importancia asignada a las familias por los gobiernos, las instituciones civiles y religiosas y las personas, y su ausencia o subvaloración en las políticas públicas. La familia enfrenta otra paradoja. Por una parte, es refugio y apoyo frente a las condiciones cambiantes y que generan inseguridad en el medio externo y por otra, las relaciones al interior de las propias familias pueden detonar también fuentes importantes de inseguridad. Desde esa perspectiva, las familias son muy vulnerables frente a las crisis y simultáneamente se constituyen en la institución más socorrida de protección frente a ellas. El presente texto, que amplía la información presentada en el Panorama Social edición 2000-2001, se inicia con una discusión sobre la relación entre modernización, modernidad y familia, recogiendo los grandes temas sociológicos de la familia. Asimismo, ofrece un diagnóstico de las familias de la región, elaborado sobre la base de la información estadística proveniente de las encuestas de hogares de los países de la región en dos momentos del tiempo 1990 y 1999; analiza la estructura de los organismos estatales encargados de la familia y pasa revista a algunas iniciativas sobre políticas y programas orientados hacia el mejoramiento del bienestar de las familias latinoamericanas. La primera parte del texto centra la atención sobre los enfoques teóricos con que históricamente se ha estudiado a la familia, se enfatiza su relación con las dimensiones de la modernización, distinguiéndola de los procesos de modernidad y se sintetizan los principales aspectos del contexto social, económico y cultural de la última década que influyen en las formas y estructuras familiares. En el diagnóstico hay consenso sobre la creciente heterogeneidad de las familias dado los grandes cambios a que se han visto enfrentadas: transformaciones demográficas, aumento de los hogares con jefatura femenina y creciente participación de las mujeres en el mercado laboral. Entre los principales cambios demográficos se observa que el tamaño medio de la familia se ha reducido por la disminución de los hogares multigeneracionales y el aumento de los unipersonales, así como por el efecto de las migraciones. La heterogeneidad de las situaciones nacionales obedece al hecho de que los países se encuentran en distintas etapas de la transición demográfica. En el plano simbólico persisten formas de representación, normas e imágenes culturales sobre las familias de carácter tradicional, que ayudan a comprender la falta de concordancia entre los discursos y las nuevas formas y prácticas de las familias. Con respecto a la institucionalidad social encargada de diseñar y ejecutar las políticas referidas a las familias, es posible observar una gran diversidad en la región. También existen diferencias en cuanto a la concepción de familia entre las entidades gubernamentales encargadas del tema y el resto de la institucionalidad estatal; las autoridades muestran diferencias entre visiones más tradicionales y más modernas de familia. Pese a esta diversidad, hay consenso entre los encargados del tema respecto a los principales problemas que ésta enfrenta: la violencia intrafamiliar; el desempleo, que se asocia también a la pobreza, la crisis económica, y el deterioro de las condiciones materiales de vida de las familias; y finalmente, lo que se denomina desintegración familiar. Al comenzar este nuevo siglo, las políticas dirigidas a las familias aún carecen de una definición específica, de un campo bien delimitado y de una legitimidad evidente. Su diseño enfrenta diversas dificultades, en particular las tensiones entre intereses familiares y personales, así como el conflicto para equilibrar la autonomía y la libertad individuales con las responsabilidades familiares. En la mayoría de los países de la región, más que políticas familiares explícitas, existen intervenciones dispersas y no coordinadas mediante programas y proyectos en materia de salud, educación, combate contra la pobreza y prevención y erradicación de la violencia, entre muchos otros objetivos. En la amplia gama de políticas familiares es posible identificar iniciativas y proyectos interesantes, tales como los que intentan adaptarse a los cambios experimentados por las familias y a los nuevos papeles sociales de hombres y mujeres en el hogar. La diversidad de situaciones familiares en la región y las diferencias entre países dificultan el establecimiento de normas comunes. Pese a ello, es necesario recalcar que el criterio básico para el diseño de estas políticas es contar con un adecuado diagnóstico que considere la heterogeneidad de situaciones y los cambios recientes que han experimentado las familias latinoamericanas. Asimismo, dada la transversalidad de los temas que les atañen, los programas y las políticas deben coordinarse apropiadamente. La transición a nuevas formas de familia implica una redefinición fundamental de las relaciones de género en toda sociedad. Esas dimensiones son centrales para el diseño de políticas y programas dirigidos hacia la democratización de las familias en la región latinoamericana, las que deben modificar el actual balance entre derechos y obligaciones de hombres y mujeres en el ámbito familiar.

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Resumen En la mayoría de los discursos y propuestas de políticas se otorga a la institución familiar un papel central. Llama la atención, entonces, la falta de correspondencia entre la extrema importancia asignada a las familias por los gobiernos, las instituciones civiles y religiosas y las personas, y su ausencia o subvaloración en las políticas públicas. La familia enfrenta otra paradoja. Por una parte, es refugio y apoyo frente a las condiciones cambiantes y que generan inseguridad en el medio externo y por otra, las relaciones al interior de las propias familias pueden detonar también fuentes importantes de inseguridad. Desde esa perspectiva, las familias son muy vulnerables frente a las crisis y simultáneamente se constituyen en la institución más socorrida de protección frente a ellas. El presente texto, que amplía la información presentada en el Panorama Social edición 2000-2001, se inicia con una discusión sobre la relación entre modernización, modernidad y familia, recogiendo los grandes temas sociológicos de la familia. Asimismo, ofrece un diagnóstico de las familias de la región, elaborado sobre la base de la información estadística proveniente de las encuestas de hogares de los países de la región en dos momentos del tiempo 1990 y 1999; analiza la estructura de los organismos estatales encargados de la familia y pasa revista a algunas iniciativas sobre políticas y programas orientados hacia el mejoramiento del bienestar de las familias latinoamericanas. La primera parte del texto centra la atención sobre los enfoques teóricos con que históricamente se ha estudiado a la familia, se enfatiza su relación con las dimensiones de la modernización, distinguiéndola de los procesos de modernidad y se sintetizan los principales aspectos del contexto social, económico y cultural de la última década que influyen en las formas y estructuras familiares. En el diagnóstico hay consenso sobre la creciente heterogeneidad de las familias dado los grandes cambios a que se han visto enfrentadas: transformaciones demográficas, aumento de los hogares con jefatura femenina y creciente participación de las mujeres en el mercado laboral. Entre los principales cambios demográficos se observa que el tamaño medio de la familia se ha reducido por la disminución de los hogares multigeneracionales y el aumento de los unipersonales, así como por el efecto de las migraciones. La heterogeneidad de las situaciones nacionales obedece al hecho de que los países se encuentran en distintas etapas de la transición demográfica. En el plano simbólico persisten formas de representación, normas e imágenes culturales sobre las familias de carácter tradicional, que ayudan a comprender la falta de concordancia entre los discursos y las nuevas formas y prácticas de las familias. Con respecto a la institucionalidad social encargada de diseñar y ejecutar las políticas referidas a las familias, es posible observar una gran diversidad en la región. También existen diferencias en cuanto a la concepción de familia entre las entidades gubernamentales encargadas del tema y el resto de la institucionalidad estatal; las autoridades muestran diferencias entre visiones más tradicionales y más modernas de familia. Pese a esta diversidad, hay consenso entre los encargados del tema respecto a los principales problemas que ésta enfrenta: la violencia intrafamiliar; el desempleo, que se asocia también a la pobreza, la crisis económica, y el deterioro de las condiciones materiales de vida de las familias; y finalmente, lo que se denomina desintegración familiar. Al comenzar este nuevo siglo, las políticas dirigidas a las familias aún carecen de una definición específica, de un campo bien delimitado y de una legitimidad evidente. Su diseño enfrenta diversas dificultades, en particular las tensiones entre intereses familiares y personales, así como el conflicto para equilibrar la autonomía y la libertad individuales con las responsabilidades familiares. En la mayoría de los países de la región, más que políticas familiares explícitas, existen intervenciones dispersas y no coordinadas mediante programas y proyectos en materia de salud, educación, combate contra la pobreza y prevención y erradicación de la violencia, entre muchos otros objetivos. En la amplia gama de políticas familiares es posible identificar iniciativas y proyectos interesantes, tales como los que intentan adaptarse a los cambios experimentados por las familias y a los nuevos papeles sociales de hombres y mujeres en el hogar. La diversidad de situaciones familiares en la región y las diferencias entre países dificultan el establecimiento de normas comunes. Pese a ello, es necesario recalcar que el criterio básico para el diseño de estas políticas es contar con un adecuado diagnóstico que considere la heterogeneidad de situaciones y los cambios recientes que han experimentado las familias latinoamericanas. Asimismo, dada la transversalidad de los temas que les atañen, los programas y las políticas deben coordinarse apropiadamente. La transición a nuevas formas de familia implica una redefinición fundamental de las relaciones de género en toda sociedad. Esas dimensiones son centrales para el diseño de políticas y programas dirigidos hacia la democratización de las familias en la región latinoamericana, las que deben modificar el actual balance entre derechos y obligaciones de hombres y mujeres en el ámbito familiar.
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