Política comercial de Chile y los TLC con Asia: evaluación de los efectos de los TLC con Japón y China

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Política comercial de Chile y los TLC con Asia: evaluación de los efectos de los TLC con Japón y China

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En los años recientes, la República de Chile se ha puesto a la vanguardia de las políticas de liberalización en América Latina. Luego de una primera oleada de acuerdos realizados con sus principales socios comerciales del hemisferio occidental, ahora Chile se ha focalizado en sus socios de la cuenca del Asía-Pacífico. Empleando el modelo de equilibrio general computable GTAP (Global Trade Analysis Project), este estudio evalúa los efectos de los dos acuerdos de libre comercio con la República Popular China y el Japón, recientemente firmados. El estudio toma en cuenta la extensa red de acuerdos bilaterales suscrita por Chile y todos los acuerdos preexistentes en la región antes de diciembre de 2004, de manera de tener una aproximación lo más cercana posible a la realidad. Para ambos casos, se simulan varios escenarios, considerando la exclusión de productos sensibles, la presencia de desempleo y la posibilidad de que haya acumulación de capital. Los resultados sugieren que los acuerdos comerciales incrementarán las exportaciones hacia los mercados chinos y japoneses, especialmente en el caso de las manufacturas livianas (carnes, productos lácteos y alimentos) y productos agrícolas (frutas y vegetales). Así mismo, producirían un impacto positivo diversificando el contenido de productos chilenos en las exportaciones a Japón y China, por ejemplo, la participación del cobre en las exportaciones totales se reduciría en más de un 10%. Dado que el patrón comercial entre Chile y Asia difiere del de el resto de los países de América Latina y el Caribe, la desviación de comercio sería despreciable. La exclusión de productos sensibles en los acuerdos atenúa los resultados favorables para Chile. Los resultados para el Japón y la República Popular China son reducidos. Sin embargo, el acceso a mercados y las oportunidades de inversión se verían favorecidos para todo la región de América Latina. El incremento del bienestar, medido por la variación equivalente, sería positivo para Chile y representaría aproximadamente 0,7% del PIB mientras que para los dos países asiáticos quedaría practicamente inalterado. La principal conclusión que se puede hacer es que existe una relación de complementariedad entre los países firmantes. Los acuerdos además están en línea con la estrategia de crecimiento económico de la República de Chile basada en la liberalización comercial y permite, también que este país se pueda transformar en una plataforma de negocios para el resto de América Latina en dirección a la cuenca del Asia-Pacífico. Así mismo, el Japón podría recuperar su participación de mercado en América Latina, mientras que China continuaría fortaleciendo su presencia en la región y los mercados globales.

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Resumen
En los años recientes, la República de Chile se ha puesto a la vanguardia de las políticas de liberalización en América Latina. Luego de una primera oleada de acuerdos realizados con sus principales socios comerciales del hemisferio occidental, ahora Chile se ha focalizado en sus socios de la cuenca del Asía-Pacífico. Empleando el modelo de equilibrio general computable GTAP (Global Trade Analysis Project), este estudio evalúa los efectos de los dos acuerdos de libre comercio con la República Popular China y el Japón, recientemente firmados. El estudio toma en cuenta la extensa red de acuerdos bilaterales suscrita por Chile y todos los acuerdos preexistentes en la región antes de diciembre de 2004, de manera de tener una aproximación lo más cercana posible a la realidad. Para ambos casos, se simulan varios escenarios, considerando la exclusión de productos sensibles, la presencia de desempleo y la posibilidad de que haya acumulación de capital. Los resultados sugieren que los acuerdos comerciales incrementarán las exportaciones hacia los mercados chinos y japoneses, especialmente en el caso de las manufacturas livianas (carnes, productos lácteos y alimentos) y productos agrícolas (frutas y vegetales). Así mismo, producirían un impacto positivo diversificando el contenido de productos chilenos en las exportaciones a Japón y China, por ejemplo, la participación del cobre en las exportaciones totales se reduciría en más de un 10%. Dado que el patrón comercial entre Chile y Asia difiere del de el resto de los países de América Latina y el Caribe, la desviación de comercio sería despreciable. La exclusión de productos sensibles en los acuerdos atenúa los resultados favorables para Chile. Los resultados para el Japón y la República Popular China son reducidos. Sin embargo, el acceso a mercados y las oportunidades de inversión se verían favorecidos para todo la región de América Latina. El incremento del bienestar, medido por la variación equivalente, sería positivo para Chile y representaría aproximadamente 0,7% del PIB mientras que para los dos países asiáticos quedaría practicamente inalterado. La principal conclusión que se puede hacer es que existe una relación de complementariedad entre los países firmantes. Los acuerdos además están en línea con la estrategia de crecimiento económico de la República de Chile basada en la liberalización comercial y permite, también que este país se pueda transformar en una plataforma de negocios para el resto de América Latina en dirección a la cuenca del Asia-Pacífico. Así mismo, el Japón podría recuperar su participación de mercado en América Latina, mientras que China continuaría fortaleciendo su presencia en la región y los mercados globales.
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