La competitividad internacional y el desarrollo nacional: implicancias para la política de inversión extranjera directa (IED) en América Latina

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La competitividad internacional y el desarrollo nacional: implicancias para la política de inversión extranjera directa (IED) en América Latina

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Resumen Durante los últimos años, la inversión extranjera directa (IED) y las exportaciones han constituido dos piedras angulares del proceso de globalización. La creciente integración mundial ha otorgado un gran impulso a los flujos de IED y, por ende, a la presencia de las empresas transnacionales en la economía. Los patrones comerciales en tanto han representado una gran oportunidad para los países en desarrollo, y en particular para materializar exportaciones de manufacturas no basadas en recursos naturales. El comercio internacional en los últimos años se ha ido focalizando en las exportaciones de manufacturas, y de manera especial en aquellas con mediano y alto contenido tecnológico. Si bien la política nacional no puede modificar la dinámica del proceso de globalización, sigue siendo un instrumento relevante, a través del vínculo entre IED y exportaciones, en orden a mejorar la inserción internacional de los países. A pesar de la oportunidad que ha significado la exportación de manufacturas, son relativamente pocos los países que la han aprovechado. En gran medida esto se debe a la diferente inserción de los países en los Sistemas Internacionales de Producción Integrada (SIPIs) de las empresas transnacionales. En este sentido, las experiencias de los países de Asia en desarrollo vis a vis América Latina y el Caribe son completamente divergentes. En los países de Asia el comercio se ha constituido en motor de crecimiento económico y la IED ha involucrado un intensivo proceso de industrialización, su proyección externa en la forma de exportaciones de manufacturas y el fortalecimiento de la competitividad. América Latina en cambio, no ha registrado un desempeño alentador tanto en lo que se refiere a crecimiento económico como a la profundización del proceso de industrialización y el progreso de las exportaciones con contenido tecnológico. México, debido a un sustantivo fortalecimiento de su competitividad, constituye la única excepción. Ahora bien, a partir del análisis de experiencias de los países que más han elevado la competitividad internacional es posible sacar significativas conclusiones de política, y en particular en torno al vínculo existente entre la IED asociada a SIPIs de las empresas transnacionales y los flujos comerciales asociados. Una estrategia que incentive el fortalecimiento de la competitividad en América Latina pasa por plasmar una política proactiva, tanto en términos de definir objetivos nacionales como de implementar políticas específicas para alcanzarlos. Si bien la apertura, liberalización comercial, desregulación de los mercados y las privatizaciones son condiciones necesarias para la atracción de IED, la experiencia de la región demuestra que no son suficientes. De esta manera, la política económica debe avanzar hacia la atracción y canalización de IED de acuerdo a objetivos prioritarios. Asimismo, debe apuntar también al fortalecimiento de las cadenas de suministros, los recursos humanos, la tecnología y las actividades de I&D, de modo de incentivar tanto la profundización de las actividades de las empresas transnacionales como también mayores encadenamientos con las economías locales. Costa Rica es el primer país de América Latina que avanza hacia una política proactiva en torno a la IED.

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Resumen Durante los últimos años, la inversión extranjera directa (IED) y las exportaciones han constituido dos piedras angulares del proceso de globalización. La creciente integración mundial ha otorgado un gran impulso a los flujos de IED y, por ende, a la presencia de las empresas transnacionales en la economía. Los patrones comerciales en tanto han representado una gran oportunidad para los países en desarrollo, y en particular para materializar exportaciones de manufacturas no basadas en recursos naturales. El comercio internacional en los últimos años se ha ido focalizando en las exportaciones de manufacturas, y de manera especial en aquellas con mediano y alto contenido tecnológico. Si bien la política nacional no puede modificar la dinámica del proceso de globalización, sigue siendo un instrumento relevante, a través del vínculo entre IED y exportaciones, en orden a mejorar la inserción internacional de los países. A pesar de la oportunidad que ha significado la exportación de manufacturas, son relativamente pocos los países que la han aprovechado. En gran medida esto se debe a la diferente inserción de los países en los Sistemas Internacionales de Producción Integrada (SIPIs) de las empresas transnacionales. En este sentido, las experiencias de los países de Asia en desarrollo vis a vis América Latina y el Caribe son completamente divergentes. En los países de Asia el comercio se ha constituido en motor de crecimiento económico y la IED ha involucrado un intensivo proceso de industrialización, su proyección externa en la forma de exportaciones de manufacturas y el fortalecimiento de la competitividad. América Latina en cambio, no ha registrado un desempeño alentador tanto en lo que se refiere a crecimiento económico como a la profundización del proceso de industrialización y el progreso de las exportaciones con contenido tecnológico. México, debido a un sustantivo fortalecimiento de su competitividad, constituye la única excepción. Ahora bien, a partir del análisis de experiencias de los países que más han elevado la competitividad internacional es posible sacar significativas conclusiones de política, y en particular en torno al vínculo existente entre la IED asociada a SIPIs de las empresas transnacionales y los flujos comerciales asociados. Una estrategia que incentive el fortalecimiento de la competitividad en América Latina pasa por plasmar una política proactiva, tanto en términos de definir objetivos nacionales como de implementar políticas específicas para alcanzarlos. Si bien la apertura, liberalización comercial, desregulación de los mercados y las privatizaciones son condiciones necesarias para la atracción de IED, la experiencia de la región demuestra que no son suficientes. De esta manera, la política económica debe avanzar hacia la atracción y canalización de IED de acuerdo a objetivos prioritarios. Asimismo, debe apuntar también al fortalecimiento de las cadenas de suministros, los recursos humanos, la tecnología y las actividades de I&D, de modo de incentivar tanto la profundización de las actividades de las empresas transnacionales como también mayores encadenamientos con las economías locales. Costa Rica es el primer país de América Latina que avanza hacia una política proactiva en torno a la IED.
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