Aspectos destacados de la economía y el comercio entre los Estados Unidos y América Latina y el Caribe
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Aspectos destacados de la economía y el comercio entre los Estados Unidos y América Latina y el Caribe
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Esta publicación es una contribución de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL); al análisis de las relaciones comerciales y de inversiones entre los Estados Unidos y América Latina y el Caribe, con motivo de la visita del Presidente Barack Obama al Brasil, Chile y El Salvador en marzo de 2011. Los primeros años de esta nueva década han sido portadores de buenas noticias para América Latina y el Caribe. La región ha demostrado una capacidad de recuperación sin precedentes frente a la crisis internacional, de la que ha salido antes y con más pujanza que las economías desarrolladas. Su crecimiento económico en 2010 fue del 6%, y se prevé que supere el 4% en 2011. Las reformas económicas llevadas a cabo en la región en décadas pasadas, la prudencia con que se ha conducido en el terreno fiscal y macroeconómico, y una supervisión financiera responsable, junto con el progresivo acercamiento comercial a China y otras economías emergentes, le han permitido capear el temporal de la peor crisis internacional de los últimos 80 años y, además, con buenas perspectivas de crecimiento y progreso en calidad de vida. En la última década la región logró por primera vez en su historia conjugar un alto nivel de crecimiento y estabilidad macroeconómica con una reducción de la pobreza y una mejora en la distribución de los ingresos. Gracias a ese impulso y a su riqueza en recursos naturales, energía, agua y biodiversidad, América Latina y el Caribe estará llamada a asumir un papel de creciente protagonismo en la economía mundial. En la asamblea anual del Foro Económico Mundial celebrada en Davos, al igual que en otros foros especializados, se ha dicho que esta podría ser la década de América Latina y el Caribe y que la región es hoy una de las claves para lograr la recuperación de la economía mundial.La resiliencia de la región ante la crisis financiera internacional y su vigorosa recuperación han suscitado un renovado interés de la Unión Europea por fortalecer vínculos con América Latina y el Caribe. Al mismo tiempo, Asia y el Pacífico —en particular China— se ha convertido en un socio comercial privilegiado de la región. El estrechamiento de los lazos en torno al comercio y la inversión es a la vez causa y consecuencia del creciente número de acuerdos comerciales vigentes o que se están negociando y que vinculan distintos países de la región con la Unión Europea y la región de Asia y el Pacífico.En este contexto de oportunidades especiales y diversificación de los socios comerciales, la presencia de los Estados Unidos en el comercio de la región ha ido decreciendo. Y, lo que es más importante, en América Latina y el Caribe existe la percepción de que los Estados Unidos no tienen una visión estratégica de la región. En décadas anteriores, la Alianza para el Progreso, la Iniciativa para las Américas y, más tarde, el área de Libre Comercio de las Américas (con la que la CEPAL, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización de los Estados Americanos colaboraron en el Comité Tripartito); representaron iniciativas ambiciosas de los Estados Unidos para la cooperación regional que actualmente no tienen parangón.A pesar de las mejoras logradas recientemente en muchos frentes, la región de América Latina y el Caribe enfrenta retos estructurales formidables. Aún presenta los mayores índices de desigualdad del mundo, así como considerables retrasos en tecnología, innovación y competitividad. No obstante, la región y sus principales socios están abordando estos retos como oportunidades para forjar nuevas alianzas que promuevan el crecimiento y el desarrollo a través de una mayor actividad comercial y de inversión. Los Estados Unidos pueden y deberían ser un socio activo de la región en este empeño.La visita del Presidente Obama a tres países latinoamericanos brinda a los Estados Unidos una ocasión única para revitalizar las relaciones hemisféricas. En ese sentido, se podrían presentar propuestas para un diálogo estratégico y para nuevas iniciativas de ámbito hemisférico en materia de comercio e inversiones, encaminadas a fortalecer la cooperación entre los Estados Unidos y la región.