Globalización y desarrollo

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Globalización y desarrollo

Resumen

Presentación El mundo de hoy está marcado por lo que se conoce como el proceso de globalización, es decir, la creciente gravitación de los procesos económicos, sociales y culturales de carácter mundial sobre aquellos de carácter nacional o regional. Aunque no se trata de un proceso nuevo .sus raíces históricas son profundas—, los drásticos cambios en los espacios y tiempos generados por la revolución de las comunicaciones y la información le han dado nuevas dimensiones, que representan transformaciones cualitativas con respecto al pasado. Por este motivo, los países de la región encomendaron a la Secretaría centrar la discusión de este vigesimonoveno período de sesiones de la CEPAL en el tema de la globalización y el desarrollo. La globalización brinda, sin duda, oportunidades para el desarrollo. Todos hemos entendido, con razón, que las estrategias nacionales deben diseñarse hoy en función de las posibilidades que ofrece y los requisitos que exige una mayor incorporación a la economía mundial. Pero, al mismo tiempo, este proceso plantea riesgos originados en nuevas fuentes de inestabilidad (tanto comercial como, especialmente, financiera), riesgos de exclusión para aquellos países que no están adecuadamente preparados para las fuertes demandas de competitividad propias del mundo contemporáneo, y riesgos de acentuación de la heterogenidad estructural entre sectores sociales y regiones dentro de los países que se integran, de manera segmentada y marginal, a la economía mundial. Muchos de estos riesgos obedecen a dos características preocupantes del actual proceso de globalización. La primera es el sesgo que se aprecia en la globalización de los mercados: junto a la movilidad de los capitales, los bienes y los servicios, existen fuertes restricciones a la libre movilidad de la mano de obra. Esto se refleja en el carácter asimétrico e incompleto de la agenda internacional que acompaña a la globalización, la cual no incluye, por ejemplo, temas como la mencionada movilidad de mano de obra ni mecanismos que garanticen la coherencia global de las políticas macroeconómicas de las economías centrales, pautas internacionales para lograr una adecuada tributación del capital, y acuerdos de movilización de recursos para compensar las tensiones distributivas que genera la globalización, tanto entre países como al interior de ellos. Estas carencias, a su vez, reflejan un problema aún más inquietante: la ausencia de una gobernalidad adecuada para el mundo de hoy, no sólo económica -como se ha hecho particularmente evidente en el campo financiero- sino también en muchos otros terrenos, debido al enorme contraste entre los problemas de alcance mundial y los procesos políticos, que siguen teniendo como marco las naciones e incluso, crecientemente, los espacios locales. Una importante dimensión del proceso de globalización -y, por cierto, no la más destacada cuando se habla del tema- es la gradual generalización de ideas y valores en torno a los derechos civiles y políticos, por un lado, y a los económicos, sociales y culturales, por el otro, que van dando sustento al concepto de ciudadanía global. Nadie encarna mejor este aspecto del proceso de globalización que las Naciones Unidas. Desde su carta constitutiva se han consagrado ideas y valores globales en torno a esos derechos, que fueron progresivamente ratificados por los gobiernos en las sucesivas cumbres mundiales. La primera parte de este documento analiza la globalización desde una perspectiva integral. En el Capítulo 1 se destaca el carácter multidimensional del proceso, se inscribe la fase actual dentro del proceso histórico de internacionalización de la economía mundial, y se examinan las dimensiones sociales, políticas y culturales. En el Capítulo 2 se pasa revista a la evolución de las facetas económicas del proceso de globalización: comercio e inversión, finanzas y regímenes macroeconómicos, y movilidad internacional de la mano de obra. La evolución de las desigualdades de ingreso y las asimetrías fundamentales que caracterizan al ordenamiento global se examinan en el Capítulo 3. En el último capítulo de esta primera parte (Capítulo 4) se presenta una propuesta de agenda positiva para América Latina y el Caribe en la era global. Así, a partir de ciertos principios básicos, como son objetivos compartidos, instituciones globales respetuosas de la diversidad, complementariedad entre instituciones globales, regionales y nacionales, y participación equitativa conforme a reglas adecuadas de gobernabilidad, se detallan las medidas necesarias en los planos nacional, regional y global para alcanzar los tres objetivos prioritarios del nuevo orden internacional: la provisión de bienes públicos globales, la corrección de las asimetrías internacionales y una agenda social basada en los derechos. En la segunda parte del documento se tratan temas específicos: Vulnerabilidad externa y política macroeconómica (Capítulo 5), Inserción de América Latina y el Caribe en los circuitos comerciales y productivos globales (Capítulo 6), Fortalecimiento de los sistemas de innovación y desarrollo tecnológico (Capítulo 7), Migración internacional y globalización (Capítulo 8), Globalización y sostenibilidad ambiental (Capítulo 9), Globalización y desarrollo social (Capítulo 10) y Efectos de la globalización sobre las economías del Caribe (Capítulo 11). En estos capítulos, después de un breve diagnóstico de los principales problemas, se presenta una serie de medidas que deberían adoptarse en los ámbitos nacional, regional e internacional, y se detallan las propuestas que figuran en el Capítulo 4.


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Resumen
Presentación El mundo de hoy está marcado por lo que se conoce como el proceso de globalización, es decir, la creciente gravitación de los procesos económicos, sociales y culturales de carácter mundial sobre aquellos de carácter nacional o regional. Aunque no se trata de un proceso nuevo .sus raíces históricas son profundas—, los drásticos cambios en los espacios y tiempos generados por la revolución de las comunicaciones y la información le han dado nuevas dimensiones, que representan transformaciones cualitativas con respecto al pasado. Por este motivo, los países de la región encomendaron a la Secretaría centrar la discusión de este vigesimonoveno período de sesiones de la CEPAL en el tema de la globalización y el desarrollo. La globalización brinda, sin duda, oportunidades para el desarrollo. Todos hemos entendido, con razón, que las estrategias nacionales deben diseñarse hoy en función de las posibilidades que ofrece y los requisitos que exige una mayor incorporación a la economía mundial. Pero, al mismo tiempo, este proceso plantea riesgos originados en nuevas fuentes de inestabilidad (tanto comercial como, especialmente, financiera), riesgos de exclusión para aquellos países que no están adecuadamente preparados para las fuertes demandas de competitividad propias del mundo contemporáneo, y riesgos de acentuación de la heterogenidad estructural entre sectores sociales y regiones dentro de los países que se integran, de manera segmentada y marginal, a la economía mundial. Muchos de estos riesgos obedecen a dos características preocupantes del actual proceso de globalización. La primera es el sesgo que se aprecia en la globalización de los mercados: junto a la movilidad de los capitales, los bienes y los servicios, existen fuertes restricciones a la libre movilidad de la mano de obra. Esto se refleja en el carácter asimétrico e incompleto de la agenda internacional que acompaña a la globalización, la cual no incluye, por ejemplo, temas como la mencionada movilidad de mano de obra ni mecanismos que garanticen la coherencia global de las políticas macroeconómicas de las economías centrales, pautas internacionales para lograr una adecuada tributación del capital, y acuerdos de movilización de recursos para compensar las tensiones distributivas que genera la globalización, tanto entre países como al interior de ellos. Estas carencias, a su vez, reflejan un problema aún más inquietante: la ausencia de una gobernalidad adecuada para el mundo de hoy, no sólo económica -como se ha hecho particularmente evidente en el campo financiero- sino también en muchos otros terrenos, debido al enorme contraste entre los problemas de alcance mundial y los procesos políticos, que siguen teniendo como marco las naciones e incluso, crecientemente, los espacios locales. Una importante dimensión del proceso de globalización -y, por cierto, no la más destacada cuando se habla del tema- es la gradual generalización de ideas y valores en torno a los derechos civiles y políticos, por un lado, y a los económicos, sociales y culturales, por el otro, que van dando sustento al concepto de ciudadanía global. Nadie encarna mejor este aspecto del proceso de globalización que las Naciones Unidas. Desde su carta constitutiva se han consagrado ideas y valores globales en torno a esos derechos, que fueron progresivamente ratificados por los gobiernos en las sucesivas cumbres mundiales. La primera parte de este documento analiza la globalización desde una perspectiva integral. En el Capítulo 1 se destaca el carácter multidimensional del proceso, se inscribe la fase actual dentro del proceso histórico de internacionalización de la economía mundial, y se examinan las dimensiones sociales, políticas y culturales. En el Capítulo 2 se pasa revista a la evolución de las facetas económicas del proceso de globalización: comercio e inversión, finanzas y regímenes macroeconómicos, y movilidad internacional de la mano de obra. La evolución de las desigualdades de ingreso y las asimetrías fundamentales que caracterizan al ordenamiento global se examinan en el Capítulo 3. En el último capítulo de esta primera parte (Capítulo 4) se presenta una propuesta de agenda positiva para América Latina y el Caribe en la era global. Así, a partir de ciertos principios básicos, como son objetivos compartidos, instituciones globales respetuosas de la diversidad, complementariedad entre instituciones globales, regionales y nacionales, y participación equitativa conforme a reglas adecuadas de gobernabilidad, se detallan las medidas necesarias en los planos nacional, regional y global para alcanzar los tres objetivos prioritarios del nuevo orden internacional: la provisión de bienes públicos globales, la corrección de las asimetrías internacionales y una agenda social basada en los derechos. En la segunda parte del documento se tratan temas específicos: Vulnerabilidad externa y política macroeconómica (Capítulo 5), Inserción de América Latina y el Caribe en los circuitos comerciales y productivos globales (Capítulo 6), Fortalecimiento de los sistemas de innovación y desarrollo tecnológico (Capítulo 7), Migración internacional y globalización (Capítulo 8), Globalización y sostenibilidad ambiental (Capítulo 9), Globalización y desarrollo social (Capítulo 10) y Efectos de la globalización sobre las economías del Caribe (Capítulo 11). En estos capítulos, después de un breve diagnóstico de los principales problemas, se presenta una serie de medidas que deberían adoptarse en los ámbitos nacional, regional e internacional, y se detallan las propuestas que figuran en el Capítulo 4.
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