El sector agropecuario y el medio rural del Istmo Centroamericano enfrentan desafíos considerables. El alto riesgo de las actividades agropecuarias centroamericanas --desastres naturales, volatilidad de precios e inseguridad en la tenencia de la tierra-- limita la canalización de recursos financieros y, por tanto, frena la inversión. Esto, junto con la escasa formación de capital humano, genera una magra productividad laboral y por área sembrada y, en consecuencia, un lento crecimiento del producto. Así, los ingresos agropecuarios son bajos y en algunos casos no permiten a la población rural cubrir el costo de los alimentos. Además, como reflejo de la estructura de posesión de los activos físicos y educativos, los ingresos son desiguales y concentrados, con lo que se mantienen altos niveles de pobreza y precarios indicadores sociales. En consecuencia, la población rural busca satisfacer sus necesidades a través de actividades rurales no agrícolas y por la migración a ciudades centroamericanas y a los Estados Unidos. A lo anterior se agrega la contracción del gasto público real agropecuario, principalmente en infraestructura, investigación y transferencia de tecnología. Así, pese a los valiosos esfuerzos emprendidos para elevar la competitividad agropecuaria, y a los logros alcanzados en ello, el crecimiento del producto es insuficiente y no sostenible. Una estrategia alternativa implicaría concentrar los recursos en la formación de capital humano rural, aumentar el gasto en caminos y obras de riego y mejorar la gestión del riesgo agropecuario de tal forma que sea posible incrementar el financiamiento rural, incluido el uso extendido de las remesas en actividades productivas de los receptores. Este libro es el resultado de una Reunión de Expertos convocada por la Sede Subregional en México de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL);, celebrada en la Ciudad de Guatemala en junio de 2003.