Los jóvenes y el empleo en América Latina: desafíos y perspectivas ante el nuevo escenario laboral

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Los jóvenes y el empleo en América Latina: desafíos y perspectivas ante el nuevo escenario laboral

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Este libro se publica en el marco de las actividades del proyecto Integración de jóvenes al mercado laboral (GER/03/099), ejecutado por la CEPAL y la GTZ y financiado por el Ministerio Federal de Cooperación y Desarrollo de Alemania (BMZ)" Presentación La juventud latinoamericana actual parece disponer de condiciones sumamente favorables para su desarrollo pleno en los diferentes ámbitos de la vida. En comparación con las generaciones previas, posee niveles más elevados de educación formal, un mejor manejo de las nuevas tecnologías que son determinantes para el desarrollo económico y productivo, una mayor adaptabilidad en contextos volátiles como los que caracterizan a la región en las décadas recientes y una mayor esperanza de vida. Además, los atributos que le son característicos se presentan como factor de éxito en lo estético y lo recreacional, como puede observarse diariamente en las campañas de mercadeo. Sin embargo, una serie de obstáculos impiden el aprovechamiento pleno de estas ventajas, entre los que predominan los problemas de inserción laboral, dado que para la gran mayoría -a pesar de las profundas transformaciones sociales, culturales y valóricas recientes- el trabajo y el empleo siguen siendo el principal mecanismo de integración social y la base fundamental para aprovechar el potencial de una autonomía más marcada, que es lo que muchos jóvenes anhelan. Las dificultades de la inserción laboral de los jóvenes han sido reconocidas como un problema global, por lo que proporcionar a éstos trabajo digno y productivo se ha definido como una de las metas para alcanzar los objetivos del milenio. Sin embargo, al analizar la tasa de desempleo juvenil, que ha sido escogida como indicador para medir los avances en el cumplimiento de esta meta, no sólo se observa que los avances han sido escasos, sino también que entre todas las metas es la que registra el peor desempeño. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en América Latina y el Caribe -entre 1993 y 2003- el desempleo de los jóvenes de 15 a 24 años aumentó de 12,4 a 16,6%, triplicando la tasa correspondiente a los adultos. Prácticamente la mitad de los desempleados de la región son jóvenes.Asimismo, destaca la gravedad del problema en el caso de las mujeres jóvenes cuya tasa de desempleo a nivel regional alcanzó al 20,8%, comparado con un 14,0% en el caso de los hombres jóvenes. Pero no sólo en los desempleados se reflejan los graves problemas de inserción laboral juvenil. En el grupo de 15 a 19 años, uno de cada 20 jóvenes no estudia, no se desempeña en oficios del hogar, ni trabaja y tampoco busca trabajo, tratándose, sin duda, de jóvenes de alto riesgo social.Además, el 20% de las mujeres jóvenes del mismo grupo etario se ocupan en oficios del hogar, lo que no les promete perspectivas favorables para una futura inserción laboral. Finalmente, entre los jóvenes que sí trabajan, un elevado porcentaje lo hacen en condiciones precarias, inestables, con bajas remuneraciones y sin la posibilidad de acumular un tipo de experiencia que les permita desarrollar trayectorias laborales ascendentes. Ahora bien, el hecho de que la tasa de desempleo juvenil supere a la de los adultos, por sí solo no sería preocupante. Dado que entre los desempleados se encuentran tanto cesantes como personas que buscan trabajo por primera vez y puesto que para la gran mayoría de las personas esta primera búsqueda ocurre en su juventud, sería sorprendente que la tasa de desempleo juvenil fuera menor que la de los adultos. Sin embargo, un desempleo juvenil persistentemente elevado, así como una inserción laboral precaria, causan preocupación por múltiples motivos. En efecto, una débil inserción laboral juvenil representa una subutilización del capital humano creado con apoyo de la inversión social de los países, lo que significa que no se aprovecha todo su potencial para el crecimiento económico y, por tanto, para la generación de bienestar material. Un desaprovechamiento de los avances en educación implicaría que los graves problemas que caracterizan a la región en términos de desigualdad tienden a profundizarse, al cerrarse uno de los principales canales de movilidad social. Además, la inserción laboral débil, temprana o tardía, relacionada frecuentemente con altos niveles de deserción escolar, afecta sobre todo a jóvenes procedentes de hogares pobres, con lo que se refuerza la transmisión intergeneracional de la pobreza. Finalmente, los jóvenes con inserción laboral precaria son parte importante de la población de riesgo que enfrenta problemas de adaptación y marginación social. La inserción laboral juvenil depende en gran medida de las oportunidades de los jóvenes de acumular capital humano, social y cultural, las que se distribuyen muy desigualmente. En definitiva, la realidad sociolaboral de la juventud es sumamente heterogénea. Específicamente, no eran equivocadas las expectativas de que los jóvenes se beneficien de los cambios recientes en la oferta -sobre todo en su nivel educativo y en sus habilidades con las nuevas tecnologías- y de la creciente demanda por las competencias que éstas entrañan, pero ello sólo es válido para una proporción limitada de cada grupo etario y requiere un contexto macroeconómico favorable. Las políticas y los programas de fomento de la inserción laboral juvenil deben tener en cuenta esta heterogeneidad. Para los grupos con mayores problemas de inserción, sobre todo hombres y mujeres jóvenes de bajo nivel educativo, resultan determinantes los programas que faciliten un primer empleo en un entorno formal, no sólo para su inserción inmediata en el mercado de trabajo, sino también para su futuro laboral. Por otra parte, cabe destacar que una economía en expansión es condición necesaria para la inserción laboral productiva de los jóvenes, ya que en economías estancadas, sin un ambiente que estimule nuevas contrataciones, ni aun los mejores programas pueden tener un impacto importante. En un contexto de bajo crecimiento económico, la demanda está limitada incluso para jóvenes que cumplen con las pautas de conocimientos y habilidades requeridas hoy en día por las empresas. Con el fin de hacer un aporte a la comprensión de los obstáculos que impiden la inserción laboral productiva de los jóvenes, y al desarrollo de políticas y programas para mejorarla, la Cepal ha llevado a cabo el proyecto "Integración de jóvenes al mercado laboral" en cinco países de la región, con el apoyo del gobierno de la República Federal de Alemania y la colaboración de la Sociedad Alemana de Cooperación Técnica (GTZ). En este libro se presentan los principales resultados de este proyecto, y confiamos en que contribuya significativamente al análisis y debate acerca de los programas y políticas tendientes a mejorar la inserción laboral de los jóvenes, de manera que éstos puedan aprovechar su potencial mediante trayectorias productivas que les permitan realizar sus anhelos de vida y contribuir plenamente al desarrollo socioeconómico de sus países. José Luis Machinea, Secretario Ejecutivo de la CEPAL"

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Resumen
Este libro se publica en el marco de las actividades del proyecto Integración de jóvenes al mercado laboral (GER/03/099), ejecutado por la CEPAL y la GTZ y financiado por el Ministerio Federal de Cooperación y Desarrollo de Alemania (BMZ)" Presentación La juventud latinoamericana actual parece disponer de condiciones sumamente favorables para su desarrollo pleno en los diferentes ámbitos de la vida. En comparación con las generaciones previas, posee niveles más elevados de educación formal, un mejor manejo de las nuevas tecnologías que son determinantes para el desarrollo económico y productivo, una mayor adaptabilidad en contextos volátiles como los que caracterizan a la región en las décadas recientes y una mayor esperanza de vida. Además, los atributos que le son característicos se presentan como factor de éxito en lo estético y lo recreacional, como puede observarse diariamente en las campañas de mercadeo. Sin embargo, una serie de obstáculos impiden el aprovechamiento pleno de estas ventajas, entre los que predominan los problemas de inserción laboral, dado que para la gran mayoría -a pesar de las profundas transformaciones sociales, culturales y valóricas recientes- el trabajo y el empleo siguen siendo el principal mecanismo de integración social y la base fundamental para aprovechar el potencial de una autonomía más marcada, que es lo que muchos jóvenes anhelan. Las dificultades de la inserción laboral de los jóvenes han sido reconocidas como un problema global, por lo que proporcionar a éstos trabajo digno y productivo se ha definido como una de las metas para alcanzar los objetivos del milenio. Sin embargo, al analizar la tasa de desempleo juvenil, que ha sido escogida como indicador para medir los avances en el cumplimiento de esta meta, no sólo se observa que los avances han sido escasos, sino también que entre todas las metas es la que registra el peor desempeño. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en América Latina y el Caribe -entre 1993 y 2003- el desempleo de los jóvenes de 15 a 24 años aumentó de 12,4 a 16,6%, triplicando la tasa correspondiente a los adultos. Prácticamente la mitad de los desempleados de la región son jóvenes.Asimismo, destaca la gravedad del problema en el caso de las mujeres jóvenes cuya tasa de desempleo a nivel regional alcanzó al 20,8%, comparado con un 14,0% en el caso de los hombres jóvenes. Pero no sólo en los desempleados se reflejan los graves problemas de inserción laboral juvenil. En el grupo de 15 a 19 años, uno de cada 20 jóvenes no estudia, no se desempeña en oficios del hogar, ni trabaja y tampoco busca trabajo, tratándose, sin duda, de jóvenes de alto riesgo social.Además, el 20% de las mujeres jóvenes del mismo grupo etario se ocupan en oficios del hogar, lo que no les promete perspectivas favorables para una futura inserción laboral. Finalmente, entre los jóvenes que sí trabajan, un elevado porcentaje lo hacen en condiciones precarias, inestables, con bajas remuneraciones y sin la posibilidad de acumular un tipo de experiencia que les permita desarrollar trayectorias laborales ascendentes. Ahora bien, el hecho de que la tasa de desempleo juvenil supere a la de los adultos, por sí solo no sería preocupante. Dado que entre los desempleados se encuentran tanto cesantes como personas que buscan trabajo por primera vez y puesto que para la gran mayoría de las personas esta primera búsqueda ocurre en su juventud, sería sorprendente que la tasa de desempleo juvenil fuera menor que la de los adultos. Sin embargo, un desempleo juvenil persistentemente elevado, así como una inserción laboral precaria, causan preocupación por múltiples motivos. En efecto, una débil inserción laboral juvenil representa una subutilización del capital humano creado con apoyo de la inversión social de los países, lo que significa que no se aprovecha todo su potencial para el crecimiento económico y, por tanto, para la generación de bienestar material. Un desaprovechamiento de los avances en educación implicaría que los graves problemas que caracterizan a la región en términos de desigualdad tienden a profundizarse, al cerrarse uno de los principales canales de movilidad social. Además, la inserción laboral débil, temprana o tardía, relacionada frecuentemente con altos niveles de deserción escolar, afecta sobre todo a jóvenes procedentes de hogares pobres, con lo que se refuerza la transmisión intergeneracional de la pobreza. Finalmente, los jóvenes con inserción laboral precaria son parte importante de la población de riesgo que enfrenta problemas de adaptación y marginación social. La inserción laboral juvenil depende en gran medida de las oportunidades de los jóvenes de acumular capital humano, social y cultural, las que se distribuyen muy desigualmente. En definitiva, la realidad sociolaboral de la juventud es sumamente heterogénea. Específicamente, no eran equivocadas las expectativas de que los jóvenes se beneficien de los cambios recientes en la oferta -sobre todo en su nivel educativo y en sus habilidades con las nuevas tecnologías- y de la creciente demanda por las competencias que éstas entrañan, pero ello sólo es válido para una proporción limitada de cada grupo etario y requiere un contexto macroeconómico favorable. Las políticas y los programas de fomento de la inserción laboral juvenil deben tener en cuenta esta heterogeneidad. Para los grupos con mayores problemas de inserción, sobre todo hombres y mujeres jóvenes de bajo nivel educativo, resultan determinantes los programas que faciliten un primer empleo en un entorno formal, no sólo para su inserción inmediata en el mercado de trabajo, sino también para su futuro laboral. Por otra parte, cabe destacar que una economía en expansión es condición necesaria para la inserción laboral productiva de los jóvenes, ya que en economías estancadas, sin un ambiente que estimule nuevas contrataciones, ni aun los mejores programas pueden tener un impacto importante. En un contexto de bajo crecimiento económico, la demanda está limitada incluso para jóvenes que cumplen con las pautas de conocimientos y habilidades requeridas hoy en día por las empresas. Con el fin de hacer un aporte a la comprensión de los obstáculos que impiden la inserción laboral productiva de los jóvenes, y al desarrollo de políticas y programas para mejorarla, la Cepal ha llevado a cabo el proyecto "Integración de jóvenes al mercado laboral" en cinco países de la región, con el apoyo del gobierno de la República Federal de Alemania y la colaboración de la Sociedad Alemana de Cooperación Técnica (GTZ). En este libro se presentan los principales resultados de este proyecto, y confiamos en que contribuya significativamente al análisis y debate acerca de los programas y políticas tendientes a mejorar la inserción laboral de los jóvenes, de manera que éstos puedan aprovechar su potencial mediante trayectorias productivas que les permitan realizar sus anhelos de vida y contribuir plenamente al desarrollo socioeconómico de sus países. José Luis Machinea, Secretario Ejecutivo de la CEPAL"
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