Este estudio analiza las condiciones estructurales que habilitan el desarrollo de una industria del hidrógeno de bajas emisiones en América Latina y el Caribe (ALC), y examina su coherencia con las estrategias nacionales y las políticas implementadas recientemente. En un contexto de creciente urgencia por descarbonizar sectores industriales intensivos en emisiones, como la siderurgia y el transporte pesado, el hidrógeno de bajas emisiones emerge como un vector clave de la transición energética. Sin embargo, su producción a gran escala sigue siendo costosa y depende críticamente de la disponibilidad de recursos renovables, infraestructura industrial, capacidades estatales y de gobernanza, así como de mercados internos y externos que justifiquen las inversiones. La región cuenta con ventajas comparativas por la alta participación de energías renovables en su matriz eléctrica, abundantes recursos solares, eólicos e hidrocarburíferos, industrias consolidadas de petróleo, gas y minería, y presencia de empresas públicas que pueden funcionar como pivotes en la transición. A partir de estas ventajas, muchos países han elaborado estrategias nacionales de hidrógeno, la mayoría entre 2020 y 2025, con fuerte orientación exportadora y centradas en el hidrógeno verde. No obstante, el optimismo inicial ha cedido frente a la incertidumbre sobre los subsidios y regulaciones internacionales, los altos costos relativos y las dificultades logísticas, lo que abre una oportunidad para repensar el desarrollo del sector en ALC articulada al tejido productivo existente y orientada también a la demanda interna. Este documento propone un marco conceptual que combina enfoques de cadenas de valor, sistemas tecnológicos, polos de desarrollo y el concepto de Gran Impulso para la Sostenibilidad de la CEPAL. Mediante el análisis de las condiciones estructurales referidas a recursos naturales, infraestructura, capacidades estatales y oportunidades para la integración productiva, se clasificaron 23 países en cuatro grupos, con perfiles similares. Luego se examina la alineación entre ventajas, estrategias y políticas en cada grupo. Se concluye que no existe un único modelo de desarrollo para la economía del hidrógeno de bajas emisiones: los países de ALC pueden seguir trayectorias diversas y complementarias, lo que exige diseñar políticas a medida, fortalecer capacidades estatales y fomentar la cooperación regional para construir una industria del hidrógeno sostenible e inclusiva.