La dinámica del mercado de trabajo en el Perú antes y después de las reformas estructurales
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La dinámica del mercado de trabajo en el Perú antes y después de las reformas estructurales
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Resumen En 1990, se implementó un drástico programa de estabilización económica y se inició el proceso de reformas estructurales. Luego de una contracción inicial, el Perú experimentó un período de crecimiento económico entre 1993 y 1997. A partir de 1993, y luego de un largo período de estancamiento, el empleo se expande debido tanto al empleo independiente como al aumento en la demanda de empleo de las empresas, y a pesar de la reducción del empleo público. La evidencia presentada muestra que se han creado empleos en toda la gama de actividades y sectores. La apertura comercial, si bien generó una reestructuración productiva al interior de diversos sectores de actividad, no produjo una contracción importante del nivel del empleo manufacturero, como en otras experiencias de apertura comercial. Se modificó la estructura sectorial del empleo de manera que se mantuvieron tendencias que ya se venían observando. En particular, se redujo la participación del empleo manufacturero en favor del comercio y los servicios, tanto servicios de alta como de baja productividad. Si bien la reestructuración productiva, la reducción de la inflación y otras reformas estructurales permitieron un crecimiento de la productividad, este crecimiento ha sido bastante lento, lo que ha implicado un crecimiento muy lento de los ingresos reales, tanto de los trabajadores asalariados como de los independientes. En general el ajuste a la mayor demanda de empleo se dio más por cantidad de empleo, lo cual se evidencia en el crecimiento del ratio de empleo sobre ocupación y en el muy leve incremento del desempleo -a pesar del crecimiento de las tasas de actividad-, que por calidad de empleo. Por otro lado, como parte de las reformas estructurales, a partir de 1991, se dieron un conjunto de reformas laborales que apuntaban a reducir los costos de despido, a través de la reducción de los pagos por indemnización y la eliminación de la estabilidad laboral, y se facilitó el uso de contratos temporales. Si bien estos cambios tuvieron un efecto positivo sobre el crecimiento del empleo asalariado en las empresas formales y el crecimiento del empleo en general, el empleo temporal ha incrementado su importancia de manera significativa. Asimismo, a pesar del crecimiento del empleo formal, la informalidad todavía abarca a la mitad de la fuerza de trabajo urbano. También se ha observado que la tasa de sindicalización se redujo de manera drástica. A pesar del crecimiento global del empleo, algunos segmentos de la fuerza de trabajo, como los trabajadores hombres mayores vieron muy difícil su inserción en el mercado de trabajo, aumentando sus tasas de desempleo y reduciendo sus tasas de actividad.