Descentralización fiscal y política macroeconómica

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Descentralización fiscal y política macroeconómica

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Resumen El eje de las políticas de descentralización tiene que ver fundamentalmente con las cuestiones asignativas, habiendo consenso sobre la conveniencia de mantener a nivel centralizado la gestión macroeconómica y las tareas de redistribución del ingreso. La política macroeconómica está vinculada a la existencia de una única moneda y un ordenamiento legal unificado en los códigos básicos, a la presencia de una gran movilidad de los factores productivos, a una altísima integración en el mercado de bienes y a las dificultades que tendría coordinar una política de este tipo en las distintas jurisdicciones. La eventualidad de tratar al sector subnacional como si fuera privado tiene el grave inconveniente de su tamaño e imposibilidad de quiebra. La política fiscal está determinada en los gastos por consideraciones asignativas y son los ingresos tributarios y los pagos de transferencia los que tienen la función de actuar como estabilizadores automáticos. El nivel del déficit estructural aceptable determinará el patrón impositivo que debe permitir alcanzar ese objetivo en pleno empleo, quedando sujeto a valoraciones tanto sobre el potencial de crecimiento de la economía como sobre el estado y característica de los mercados financieros. En materia tributaria se propone concentrar a nivel del gobierno central los impuestos de comportamiento cíclico (a ingresos o ganancias). Similar consideración se tiene para los impuestos al comercio exterior e IVA. De otra parte, se sugiere dejar a nivel local aquellos que afectan los bienes registrables y aquellos cuyo consumo ofrece poca variabilidad. Por el lado de los gastos se propone la máxima descentralización con la excepción de aquellos bienes que por sus características afectan todo el territorio, o que por sus externalidades conviene afrontarlos nacionalmente. Cabe señalar algunos de los posibles conflictos entre política macroeconómica y sistemas descentralizados; éstos tienen que ver, por una parte, con un inadecuado diseño de las bases tributarias y esquemas de transferencias intergubernamentales caracterizados por su inflexibilidad y comportamiento fuertemente procíclico y, por otra parte, con el acceso desordenado de los niveles subnacionales a un endeudamiento creciente asociado a un bajo control de las autoridades monetarias.

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Resumen El eje de las políticas de descentralización tiene que ver fundamentalmente con las cuestiones asignativas, habiendo consenso sobre la conveniencia de mantener a nivel centralizado la gestión macroeconómica y las tareas de redistribución del ingreso. La política macroeconómica está vinculada a la existencia de una única moneda y un ordenamiento legal unificado en los códigos básicos, a la presencia de una gran movilidad de los factores productivos, a una altísima integración en el mercado de bienes y a las dificultades que tendría coordinar una política de este tipo en las distintas jurisdicciones. La eventualidad de tratar al sector subnacional como si fuera privado tiene el grave inconveniente de su tamaño e imposibilidad de quiebra. La política fiscal está determinada en los gastos por consideraciones asignativas y son los ingresos tributarios y los pagos de transferencia los que tienen la función de actuar como estabilizadores automáticos. El nivel del déficit estructural aceptable determinará el patrón impositivo que debe permitir alcanzar ese objetivo en pleno empleo, quedando sujeto a valoraciones tanto sobre el potencial de crecimiento de la economía como sobre el estado y característica de los mercados financieros. En materia tributaria se propone concentrar a nivel del gobierno central los impuestos de comportamiento cíclico (a ingresos o ganancias). Similar consideración se tiene para los impuestos al comercio exterior e IVA. De otra parte, se sugiere dejar a nivel local aquellos que afectan los bienes registrables y aquellos cuyo consumo ofrece poca variabilidad. Por el lado de los gastos se propone la máxima descentralización con la excepción de aquellos bienes que por sus características afectan todo el territorio, o que por sus externalidades conviene afrontarlos nacionalmente. Cabe señalar algunos de los posibles conflictos entre política macroeconómica y sistemas descentralizados; éstos tienen que ver, por una parte, con un inadecuado diseño de las bases tributarias y esquemas de transferencias intergubernamentales caracterizados por su inflexibilidad y comportamiento fuertemente procíclico y, por otra parte, con el acceso desordenado de los niveles subnacionales a un endeudamiento creciente asociado a un bajo control de las autoridades monetarias.
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