Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2006

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Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2006

Resumen

Para 2006 se estima un crecimiento económico del 5,3%, lo que significa que América Latina y el Caribe registraría por tercer año consecutivo una tasa superior al 4%. La región vuelve a mostrar entonces un desempeño favorable en comparación con lo ocurrido en años anteriores, pero inferior al de otras regiones en vías de desarrollo. El entorno internacional siguió siendo favorable, por lo que la región en su conjunto registró un aumento del 8,4% del volumen de las exportaciones de bienes y servicios y un alza de los precios de los principales productos de exportación, que se tradujo en una mejora de los términos del intercambio equivalente a más del 7%. Debido a este fenómeno, unido al incremento de las remesas recibidas del exterior, el crecimiento del ingreso nacional (7,2%), volvió a superar al del PIB. A esto se le suman factores tales como la creciente confianza de inversionistas y consumidores después de varios años de sostenido crecimiento, tasas de interés reales que a pesar de recientes alzas en muchos países siguieron siendo relativamente bajas, un mayor aumento del gasto público, el incremento de la masa salarial a causa de la expansión del empleo y una moderada recuperación de los salarios reales, gracias a los cuales la demanda interna se ha ido perfilando cada vez más como motor adicional del crecimiento, tanto en términos de la inversión bruta interna (10,5%) como del consumo (6,0%), y de hecho ha registrado un alza del 7,0%. El gasto público aumentó como consecuencia de mayores inversiones en obras de infraestructura física y social y de la expansión del gasto corriente en varios países. Sin embargo, debido al incremento aún más acentuado de los ingresos fiscales, predomina un creciente superávit primario de los gobiernos centrales (de 1,7% a 2,1% del PIB en el promedio simple de 19 países) y un decreciente déficit global (de 1,1% a 0,3% del PIB). Las autoridades monetarias, atentas a las variaciones de las tasas de interés internacionales y a los efectos de la aceleración de la demanda interna y del alza de los precios de los combustibles, en muchos países elevaron las tasas de interés rectoras, sobre todo en el primer semestre del año, lo que en la mayoría de los casos se dio sin un enfriamiento de la actividad económica en un contexto de elevada liquidez. De todas maneras, la mayoría de los países registró un descenso de la inflación, que bajó —en términos ponderados— de un 6,1% en 2005 a un 4,8% en 2006. Muchos países tuvieron que enfrentarse a presiones revaluatorias a causa de la masiva entrada de divisas derivada de los mejores precios de las exportaciones o las remesas, y tomaron diferentes medidas para mitigar sus efectos. Pese a lo anterior, predominan los casos de moderada apreciación de las monedas nacionales (3,5% en promedio). Estimulada por el sostenido crecimiento económico, continuó la generación de empleo, sobre todo del empleo asalariado. El incremento de la tasa de ocupación en medio punto porcentual se vio parcialmente compensado por la mayor participación laboral; por consiguiente, la tasa de desempleo abierto continuó el descenso iniciado en 2004, pero menos aceleradamente, solo 0,4 puntos porcentuales, lo que la deja en un 8,7%. Contrariamente a lo observado en los últimos años, en 2006 los salarios reales también se vieron favorecidos por la mayor demanda laboral y en el promedio de la región los del sector formal registraron un incremento en torno al 3%. El valor de las exportaciones de bienes de América Latina y el Caribe aumentó un 21%, y el de las importaciones un 20%. Conjuntamente con el aumento de las transferencias, de más de 9.000 millones de dólares en términos netos, este incremento de la balanza de bienes compensó ampliamente el creciente déficit de los saldos de los servicios factoriales y no factoriales, de manera que la cuenta corriente de la balanza de pagos aumentó del 1,5% del PIB en 2005 al 1,8% en 2006. Por otra parte, la balanza de capital y financiera registró un menor superávit que el año anterior, de 230 millones de dólares. A ello contribuyeron las políticas de desendeudamiento externo, el desarrollo de los mercados financieros internos y la constitución de activos en el exterior, que limitaron los flujos de capitales financieros netos, así como una marcada caída de la inversión extranjera directa neta, principalmente debido a la adquisición de una empresa canadiense por parte de una empresa brasileña, mientras las entradas de capitales a la región por concepto de la inversión extranjera directa se redujeron levemente, en comparación con 2005. Cabe señalar que el desempeño promedio de la región oculta una gran heterogeneidad, tanto entre los países como dentro de ellos. Específicamente, el entorno internacional ha tenido efectos muy variados en los países exportadores de recursos naturales con alta demanda, sobre todo en América del Sur, así como en algunos países exportadores de petróleo de otras subregiones, y los demás países latinoamericanos y caribeños. Frente a los riesgos para la futura evolución económica de América Latina y el Caribe, sobre todo de un posible enfriamiento más o menos acentuado del crecimiento global, muchos países de la región han reducido su vulnerabilidad, entre otras cosas mediante la flexibilibilización del sistema cambiario, la reducción de la deuda externa, una reestructuración de la deuda orientada a la aplicación de plazos más largos y tasas fijas, un mayor nivel de reservas internacionales, el refuerzo de las cuentas fiscales y una reducción de la dolarización de los sistemas financieros. Sin embargo, aún así una caída de crecimiento global sin duda afectaría el crecimiento económico de la región y el bienestar de su población. Para el año próximo se espera una ligera desaceleración del crecimiento y se proyecta un aumento del PIB regional del orden de 4,7%, lo que permitiría que el producto por habitante de la región acumulara un aumento del orden del 15% en el período 2003-2007, lo que equivale a un 2,8% anual.

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Resumen
Para 2006 se estima un crecimiento económico del 5,3%, lo que significa que América Latina y el Caribe registraría por tercer año consecutivo una tasa superior al 4%. La región vuelve a mostrar entonces un desempeño favorable en comparación con lo ocurrido en años anteriores, pero inferior al de otras regiones en vías de desarrollo. El entorno internacional siguió siendo favorable, por lo que la región en su conjunto registró un aumento del 8,4% del volumen de las exportaciones de bienes y servicios y un alza de los precios de los principales productos de exportación, que se tradujo en una mejora de los términos del intercambio equivalente a más del 7%. Debido a este fenómeno, unido al incremento de las remesas recibidas del exterior, el crecimiento del ingreso nacional (7,2%), volvió a superar al del PIB. A esto se le suman factores tales como la creciente confianza de inversionistas y consumidores después de varios años de sostenido crecimiento, tasas de interés reales que a pesar de recientes alzas en muchos países siguieron siendo relativamente bajas, un mayor aumento del gasto público, el incremento de la masa salarial a causa de la expansión del empleo y una moderada recuperación de los salarios reales, gracias a los cuales la demanda interna se ha ido perfilando cada vez más como motor adicional del crecimiento, tanto en términos de la inversión bruta interna (10,5%) como del consumo (6,0%), y de hecho ha registrado un alza del 7,0%. El gasto público aumentó como consecuencia de mayores inversiones en obras de infraestructura física y social y de la expansión del gasto corriente en varios países. Sin embargo, debido al incremento aún más acentuado de los ingresos fiscales, predomina un creciente superávit primario de los gobiernos centrales (de 1,7% a 2,1% del PIB en el promedio simple de 19 países) y un decreciente déficit global (de 1,1% a 0,3% del PIB). Las autoridades monetarias, atentas a las variaciones de las tasas de interés internacionales y a los efectos de la aceleración de la demanda interna y del alza de los precios de los combustibles, en muchos países elevaron las tasas de interés rectoras, sobre todo en el primer semestre del año, lo que en la mayoría de los casos se dio sin un enfriamiento de la actividad económica en un contexto de elevada liquidez. De todas maneras, la mayoría de los países registró un descenso de la inflación, que bajó —en términos ponderados— de un 6,1% en 2005 a un 4,8% en 2006. Muchos países tuvieron que enfrentarse a presiones revaluatorias a causa de la masiva entrada de divisas derivada de los mejores precios de las exportaciones o las remesas, y tomaron diferentes medidas para mitigar sus efectos. Pese a lo anterior, predominan los casos de moderada apreciación de las monedas nacionales (3,5% en promedio). Estimulada por el sostenido crecimiento económico, continuó la generación de empleo, sobre todo del empleo asalariado. El incremento de la tasa de ocupación en medio punto porcentual se vio parcialmente compensado por la mayor participación laboral; por consiguiente, la tasa de desempleo abierto continuó el descenso iniciado en 2004, pero menos aceleradamente, solo 0,4 puntos porcentuales, lo que la deja en un 8,7%. Contrariamente a lo observado en los últimos años, en 2006 los salarios reales también se vieron favorecidos por la mayor demanda laboral y en el promedio de la región los del sector formal registraron un incremento en torno al 3%. El valor de las exportaciones de bienes de América Latina y el Caribe aumentó un 21%, y el de las importaciones un 20%. Conjuntamente con el aumento de las transferencias, de más de 9.000 millones de dólares en términos netos, este incremento de la balanza de bienes compensó ampliamente el creciente déficit de los saldos de los servicios factoriales y no factoriales, de manera que la cuenta corriente de la balanza de pagos aumentó del 1,5% del PIB en 2005 al 1,8% en 2006. Por otra parte, la balanza de capital y financiera registró un menor superávit que el año anterior, de 230 millones de dólares. A ello contribuyeron las políticas de desendeudamiento externo, el desarrollo de los mercados financieros internos y la constitución de activos en el exterior, que limitaron los flujos de capitales financieros netos, así como una marcada caída de la inversión extranjera directa neta, principalmente debido a la adquisición de una empresa canadiense por parte de una empresa brasileña, mientras las entradas de capitales a la región por concepto de la inversión extranjera directa se redujeron levemente, en comparación con 2005. Cabe señalar que el desempeño promedio de la región oculta una gran heterogeneidad, tanto entre los países como dentro de ellos. Específicamente, el entorno internacional ha tenido efectos muy variados en los países exportadores de recursos naturales con alta demanda, sobre todo en América del Sur, así como en algunos países exportadores de petróleo de otras subregiones, y los demás países latinoamericanos y caribeños. Frente a los riesgos para la futura evolución económica de América Latina y el Caribe, sobre todo de un posible enfriamiento más o menos acentuado del crecimiento global, muchos países de la región han reducido su vulnerabilidad, entre otras cosas mediante la flexibilibilización del sistema cambiario, la reducción de la deuda externa, una reestructuración de la deuda orientada a la aplicación de plazos más largos y tasas fijas, un mayor nivel de reservas internacionales, el refuerzo de las cuentas fiscales y una reducción de la dolarización de los sistemas financieros. Sin embargo, aún así una caída de crecimiento global sin duda afectaría el crecimiento económico de la región y el bienestar de su población. Para el año próximo se espera una ligera desaceleración del crecimiento y se proyecta un aumento del PIB regional del orden de 4,7%, lo que permitiría que el producto por habitante de la región acumulara un aumento del orden del 15% en el período 2003-2007, lo que equivale a un 2,8% anual.
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