La inversión europea en la industria energética de América Latina

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La inversión europea en la industria energética de América Latina

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Resumen Durante los años noventa, las corrientes de inversión directa aumentaron sostenidamente en América Latina. La participación de los países latinoamericanos en las corrientes internacionales de capital dio lugar a entusiastas pronósticos acerca de las posibilidades que emergían en el nuevo escenario internacional, que se traducirían en nuevas formas de inserción de América Latina en la economía mundial conforme al proceso de globalización en curso y a la nueva división internacional del trabajo que se vislumbraba. El crecimiento de las corrientes de inversión extranjera directa fue particularmente pronunciado a partir de 1995, a pesar de la crisis de México y de sus repercusiones en otros países de América Latina. El aumento de la inversión directa perseveró en los años siguientes, sobreviviendo además a las dificultades que se presentaron en varios países de la región a raíz de la crisis surgida en los países del Sudeste asiático a fines de 1997 y de factores internos asociados a la conducción macroeconómica en algunos de los países. La incorporación de América Latina a las corrientes de inversión directa ha estado vinculada a la internacionalización del sector servicios, tanto aquellos de utilidad pública como financieros, como de la explotación de recursos naturales. Por cierto, para estos efectos fue necesario que los gobiernos latinoamericanos introdujeran cambios de la mayor significación en los marcos regulatorios que se aplicaban a las inversiones directas y se pusieran en práctica intensos programas de privatización que abarcaron especialmente las empresas de servicios de utilidad pública. Como resultado del proceso de desregulación, se abrieron nuevas oportunidades de inversión en sectores anteriormente restringidos a la actividad privada en general y a la presencia de empresas extranjeras en particular. No resultó casual que el grueso de la inversión directa registre un notable ingreso de nuevos actores en actividades extractivas y servicios de utilidad pública y servicios financieros. En el contexto descrito, el objetivo de esta investigación ha sido evaluar la importancia de las inversiones emprendidas por empresas europeas en la industria energética de América Latina en este proceso reciente, teniendo en consideración que la inversión europea en la región durante 1999, conforme a estimaciones preliminares, ascendió a 46 459 millones de dólares, monto 24 veces mayor que el de 1990. El análisis ha explorado tanto las razones de las empresas europeas para invertir en las industrias de electricidad y de hidrocarburos de los principales países latinoamericanos como las características que ha asumido este proceso en cada realidad local.

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Resumen Durante los años noventa, las corrientes de inversión directa aumentaron sostenidamente en América Latina. La participación de los países latinoamericanos en las corrientes internacionales de capital dio lugar a entusiastas pronósticos acerca de las posibilidades que emergían en el nuevo escenario internacional, que se traducirían en nuevas formas de inserción de América Latina en la economía mundial conforme al proceso de globalización en curso y a la nueva división internacional del trabajo que se vislumbraba. El crecimiento de las corrientes de inversión extranjera directa fue particularmente pronunciado a partir de 1995, a pesar de la crisis de México y de sus repercusiones en otros países de América Latina. El aumento de la inversión directa perseveró en los años siguientes, sobreviviendo además a las dificultades que se presentaron en varios países de la región a raíz de la crisis surgida en los países del Sudeste asiático a fines de 1997 y de factores internos asociados a la conducción macroeconómica en algunos de los países. La incorporación de América Latina a las corrientes de inversión directa ha estado vinculada a la internacionalización del sector servicios, tanto aquellos de utilidad pública como financieros, como de la explotación de recursos naturales. Por cierto, para estos efectos fue necesario que los gobiernos latinoamericanos introdujeran cambios de la mayor significación en los marcos regulatorios que se aplicaban a las inversiones directas y se pusieran en práctica intensos programas de privatización que abarcaron especialmente las empresas de servicios de utilidad pública. Como resultado del proceso de desregulación, se abrieron nuevas oportunidades de inversión en sectores anteriormente restringidos a la actividad privada en general y a la presencia de empresas extranjeras en particular. No resultó casual que el grueso de la inversión directa registre un notable ingreso de nuevos actores en actividades extractivas y servicios de utilidad pública y servicios financieros. En el contexto descrito, el objetivo de esta investigación ha sido evaluar la importancia de las inversiones emprendidas por empresas europeas en la industria energética de América Latina en este proceso reciente, teniendo en consideración que la inversión europea en la región durante 1999, conforme a estimaciones preliminares, ascendió a 46 459 millones de dólares, monto 24 veces mayor que el de 1990. El análisis ha explorado tanto las razones de las empresas europeas para invertir en las industrias de electricidad y de hidrocarburos de los principales países latinoamericanos como las características que ha asumido este proceso en cada realidad local.
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