Resultados de la reestructuración de la industria del gas en la Argentina

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Resultados de la reestructuración de la industria del gas en la Argentina

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Resumen La Argentina inició hacia comienzos de los años noventa una serie de transformaciones económicas de carácter estructural, cuya profundidad y alcance no tienen precedentes en la historia económica reciente del propio país ni tampoco en el resto de los países de América Latina. En especial son de destacar las efectuadas en los servicios públicos, muy particularmente en el sector energético. Al analizar el desempeño de la industria del gas en Argentina con anterioridad a las citadas reformas, las causas de los problemas financieros de la ex-empresa pública Gas del Estado y su proceso de privatización, se concluye que si bien el modelo de funcionamiento había entrado en una profunda crisis a fines de los años ochenta, luego de casi cuatro décadas de vigencia, Gas del Estado había presentado un desarrollo excelente y sus dificultades financieras obedecían a causas totalmente ajenas a problemas de gestión interna. Sin embargo, queda en claro que esta empresa no podía quedar aislada del conjunto de reformas emprendidas en el Estado. Transcurrida una década desde su inicio, al revisar dicho proceso y los mecanismos del nuevo sistema, el presente trabajo concluye que: a); El mercado mayorista no presenta las condiciones de competencia esperadas al inicio de la reforma. Ello se debe a la gran concentración de la tenencia de reservas por cuenca y por empresa, a la integración vertical existente entre productores y principales distribuidores y también a la insuficiencia de los instrumentos vigentes para introducir estímulos entre las distribuidoras para adquirir gas a precios más bajos. Se señala no obstante que el mayor obstáculo lo constituye el escaso número de oferentes, a lo cual se le debe agregar la relativa dificultad de obtener capacidad de transporte en firme fuera de la ofrecida por las distribuidoras, dado que en la práctica son estas últimas las que tienen una posición dominante del mercado de transporte, con alrededor del 80% de la capacidad en firme reservada por medio de contratos plurianuales. b); La reestructuración de la industria en los eslabones de transporte y distribución condujo a un proceso de integración vertical parcial de la cadena del gas durante la privatización, a través de la adjudicación de las diversas unidades privatizadas y de los cambios producidos en el sector productor, como parte de la desregulación y privatización del sector petrolero. Al mismo tiempo, las principales modificaciones ocurridas en la participación empresarial en los distintos segmentos, en especial tras la compra de Astra y Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF); por Repsol, reforzó tanto la integración vertical como el grado de concentración empresarial. Se concluye también que si bien la industria no ha presentado mayores restricciones en lo que respecta a la expansión del servicio, la misma se ha realizado sobre la base del aumento de la potencia del sistema de transporte, lo que entraña inversiones marginales de rentabilidad superior al promedio, y en el caso de la distribución con el aporte de terceros, básicamente los usuarios interesados en función de los favorables precios relativos que presenta el gas respecto a los sustitutos en el sector domiciliario a pesar de los incrementos de precios del servicio inmediatamente antes y durante la privatización. c); Habida cuenta del fuerte proceso de apreciación monetaria sufrida desde 1990, sólo las categorías residenciales de bajos y medianos consumos han experimentado incrementos de tarifas desde la desregulación, en términos de moneda local constante. En cambio todas lo han hecho en dólares constantes. Se explica de este modo como ha sido posible introducir una estructura de precios con referencia a los internacionales sin que ello haya provocado mayores resistencias entre los usuarios, siendo que la situación previa a la privatización presentaba niveles muy por debajo de aquéllos. d); Las empresas de transporte y distribución obtuvieron beneficios extraordinarios mediante dos mecanismos: i); la imputación de costos de transporte por tipo de servicio sobre la base de factores de carga fijos, que por lo general han estado por debajo de los reales, y ii); el financiamiento de obras por terceros reconocidas a un valor que puede generar y ha generado transferencias indebidas de renta desde los usuarios a las compañías distribuidoras. e); La evaluación del nuevo sistema desde el punto de vista de los conflictos existentes, las modalidades de resolución y el desempeño del Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS);, corroboró que los vacíos regulatorios se centraron en la concentración de la oferta en el mercado mayorista; la existencia de integración vertical básicamente entre productores y distribuidores; la apropiación de rentas indebidas derivadas de la propia regulación a través de los métodos de imputación de costos de transporte y de la valorización de obras ejecutadas por terceros; y la ausencia de un mercado secundario de capacidad de transporte, por cuasi monopsomio de las distribuidoras y en ausencia de exceso estructural de capacidad de transporte.

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Resumen La Argentina inició hacia comienzos de los años noventa una serie de transformaciones económicas de carácter estructural, cuya profundidad y alcance no tienen precedentes en la historia económica reciente del propio país ni tampoco en el resto de los países de América Latina. En especial son de destacar las efectuadas en los servicios públicos, muy particularmente en el sector energético. Al analizar el desempeño de la industria del gas en Argentina con anterioridad a las citadas reformas, las causas de los problemas financieros de la ex-empresa pública Gas del Estado y su proceso de privatización, se concluye que si bien el modelo de funcionamiento había entrado en una profunda crisis a fines de los años ochenta, luego de casi cuatro décadas de vigencia, Gas del Estado había presentado un desarrollo excelente y sus dificultades financieras obedecían a causas totalmente ajenas a problemas de gestión interna. Sin embargo, queda en claro que esta empresa no podía quedar aislada del conjunto de reformas emprendidas en el Estado. Transcurrida una década desde su inicio, al revisar dicho proceso y los mecanismos del nuevo sistema, el presente trabajo concluye que: a); El mercado mayorista no presenta las condiciones de competencia esperadas al inicio de la reforma. Ello se debe a la gran concentración de la tenencia de reservas por cuenca y por empresa, a la integración vertical existente entre productores y principales distribuidores y también a la insuficiencia de los instrumentos vigentes para introducir estímulos entre las distribuidoras para adquirir gas a precios más bajos. Se señala no obstante que el mayor obstáculo lo constituye el escaso número de oferentes, a lo cual se le debe agregar la relativa dificultad de obtener capacidad de transporte en firme fuera de la ofrecida por las distribuidoras, dado que en la práctica son estas últimas las que tienen una posición dominante del mercado de transporte, con alrededor del 80% de la capacidad en firme reservada por medio de contratos plurianuales. b); La reestructuración de la industria en los eslabones de transporte y distribución condujo a un proceso de integración vertical parcial de la cadena del gas durante la privatización, a través de la adjudicación de las diversas unidades privatizadas y de los cambios producidos en el sector productor, como parte de la desregulación y privatización del sector petrolero. Al mismo tiempo, las principales modificaciones ocurridas en la participación empresarial en los distintos segmentos, en especial tras la compra de Astra y Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF); por Repsol, reforzó tanto la integración vertical como el grado de concentración empresarial. Se concluye también que si bien la industria no ha presentado mayores restricciones en lo que respecta a la expansión del servicio, la misma se ha realizado sobre la base del aumento de la potencia del sistema de transporte, lo que entraña inversiones marginales de rentabilidad superior al promedio, y en el caso de la distribución con el aporte de terceros, básicamente los usuarios interesados en función de los favorables precios relativos que presenta el gas respecto a los sustitutos en el sector domiciliario a pesar de los incrementos de precios del servicio inmediatamente antes y durante la privatización. c); Habida cuenta del fuerte proceso de apreciación monetaria sufrida desde 1990, sólo las categorías residenciales de bajos y medianos consumos han experimentado incrementos de tarifas desde la desregulación, en términos de moneda local constante. En cambio todas lo han hecho en dólares constantes. Se explica de este modo como ha sido posible introducir una estructura de precios con referencia a los internacionales sin que ello haya provocado mayores resistencias entre los usuarios, siendo que la situación previa a la privatización presentaba niveles muy por debajo de aquéllos. d); Las empresas de transporte y distribución obtuvieron beneficios extraordinarios mediante dos mecanismos: i); la imputación de costos de transporte por tipo de servicio sobre la base de factores de carga fijos, que por lo general han estado por debajo de los reales, y ii); el financiamiento de obras por terceros reconocidas a un valor que puede generar y ha generado transferencias indebidas de renta desde los usuarios a las compañías distribuidoras. e); La evaluación del nuevo sistema desde el punto de vista de los conflictos existentes, las modalidades de resolución y el desempeño del Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS);, corroboró que los vacíos regulatorios se centraron en la concentración de la oferta en el mercado mayorista; la existencia de integración vertical básicamente entre productores y distribuidores; la apropiación de rentas indebidas derivadas de la propia regulación a través de los métodos de imputación de costos de transporte y de la valorización de obras ejecutadas por terceros; y la ausencia de un mercado secundario de capacidad de transporte, por cuasi monopsomio de las distribuidoras y en ausencia de exceso estructural de capacidad de transporte.
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