Centroamérica: evolución del proceso de integración subregional, 1999-2000

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Centroamérica: evolución del proceso de integración subregional, 1999-2000

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Resumen Durante 1999 se realizaron diversas reuniones ordinarias y extraordinarias de los mandatarios centroamericanos en las que se abordaron temas de la integración formal como la vulnerabilidad de las economías ante los desastres naturales, la necesidad de aprovechar de manera productiva los fondos para la reconstrucción tras el huracán Mitch y los criterios para sentar las bases de un desarrollo futuro sustentable. La integración comercial, en cambio, enfrentó diversas trabas y la persistencia de diferencias en la puesta en marcha de los acuerdos intrarregionales. Asimismo, en las negociaciones extrarregionales no se logró la coordinación o la concertación centroamericana. Los países continuaron implantando su calendario de desgravación arancelaria, aunque con diferente grado de avance. Así, Costa Rica, El Salvador y Guatemala alcanzaron la meta de cero por ciento en bienes de capital y 15% en bienes finales, pero Honduras y Nicaragua mantienen aún calendarios de desgravación diferenciados. Honduras conserva un piso del 3%, en tanto que Nicaragua sostiene un piso del 1% y un techo del 10%. A esta heterogeneidad en el cumplimiento de las metas de desgravación arancelaria hay que añadir que el comercio intracentroamericano sigue trabado por la ausencia de la libre circulación del universo de mercancías en el ámbito regional. También la continuada prórroga de las cláusulas de salvaguardia dificulta el comercio intrarregional, porque éstas son utilizadas para facilitar la entrada de bienes procedentes de terceros países más que como instrumentos para protegerse de la competencia desleal. Así, las políticas comerciales intrarregionales más que fomentar la integración regional siguen siendo un fiel reflejo de la dificultad que significa la puesta en marcha de un área de libre comercio centroamericana, por no mencionar la imposibilidad de crear en la actualidad un mercado común. Ante estas perspectivas, El Salvador y Guatemala han dado los pasos necesarios para completar una unión aduanera. Aunque esta iniciativa parezca extraña frente a un potencial mercado común, este acuerdo tiene como fin relanzar el proceso de integración centroamericano. La unión aduanera El Salvador-Guatemala establece que ambos países actuarían como uno solo en cualquier negociación conjunta frente a un tercero. Además, esta unión aduanera está abierta a la adhesión de otros países de la región, lo que en un futuro permitiría englobar de manera secuencial al resto de la región. Una alternativa a este escenario sería una posible unión monetaria. No obstante, los estudios preliminares econométricos sobre la estimación de los tipos de cambio reales en todos los países centroamericanos revelan que no hay homogeneidad en sus determinantes. Estos resultados indicarían que el desempeño externo depende de las circunstancias propias de cada país más que de factores comunes que podrían constituir la base de una unión monetaria. En 1999 el comercio total acusó una desaceleración (-1.9%) causada por la contracción en las ventas externas de Honduras (-21%) y Nicaragua (-10%), que se explican básicamente por las secuelas del huracán Mitch y la caída de los precios de algunos productos primarios de exportación. La otra cara de la moneda fue el desempeño exportador de Costa Rica, impulsado por el dinamismo de los componentes electrónicos. En el plano intrarregional, medido por las exportaciones, el comercio mantuvo la tasa de crecimiento del año anterior (5%). En este desempeño incidieron las trabas fronterizas al comercio intrarregional (por ejemplo, el impuesto nicaragüense del 35% a los productos procedentes de Honduras), el comportamiento de los tipos reales bilaterales de cambio y la disminución en las tasas de crecimiento de todas las economías centroamericanas, a excepción de Costa Rica y Nicaragua. De hecho, un análisis del comercio intrarregional a nivel de producto arroja que justamente el factor más importante en el desempeño comercial es el crecimiento de los países. El documento consta de seis apartados. El primero se centra en los aspectos formales de la integración como se desarrollaron en las reuniones ordinarias y extraordinarias de los mandatarios centroamericanos. El segundo describe el estado actual del arancel externo común. El tercero examina la unión aduanera El Salvador?Guatemala. El cuarto expone la situación del comercio global de Centroamérica y el intrarregional total y por producto. El quinto apartado expone los resultados de un análisis del comercio intrarregional en 1997-1998, utilizando la metodología de la cuotas constantes de mercado. Finalmente, el último apartado analiza con técnicas econométricas de cointegración los determinantes de los tipos de cambio reales desde una perspectiva de largo plazo para las economías centroamericanas.


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Resumen Durante 1999 se realizaron diversas reuniones ordinarias y extraordinarias de los mandatarios centroamericanos en las que se abordaron temas de la integración formal como la vulnerabilidad de las economías ante los desastres naturales, la necesidad de aprovechar de manera productiva los fondos para la reconstrucción tras el huracán Mitch y los criterios para sentar las bases de un desarrollo futuro sustentable. La integración comercial, en cambio, enfrentó diversas trabas y la persistencia de diferencias en la puesta en marcha de los acuerdos intrarregionales. Asimismo, en las negociaciones extrarregionales no se logró la coordinación o la concertación centroamericana. Los países continuaron implantando su calendario de desgravación arancelaria, aunque con diferente grado de avance. Así, Costa Rica, El Salvador y Guatemala alcanzaron la meta de cero por ciento en bienes de capital y 15% en bienes finales, pero Honduras y Nicaragua mantienen aún calendarios de desgravación diferenciados. Honduras conserva un piso del 3%, en tanto que Nicaragua sostiene un piso del 1% y un techo del 10%. A esta heterogeneidad en el cumplimiento de las metas de desgravación arancelaria hay que añadir que el comercio intracentroamericano sigue trabado por la ausencia de la libre circulación del universo de mercancías en el ámbito regional. También la continuada prórroga de las cláusulas de salvaguardia dificulta el comercio intrarregional, porque éstas son utilizadas para facilitar la entrada de bienes procedentes de terceros países más que como instrumentos para protegerse de la competencia desleal. Así, las políticas comerciales intrarregionales más que fomentar la integración regional siguen siendo un fiel reflejo de la dificultad que significa la puesta en marcha de un área de libre comercio centroamericana, por no mencionar la imposibilidad de crear en la actualidad un mercado común. Ante estas perspectivas, El Salvador y Guatemala han dado los pasos necesarios para completar una unión aduanera. Aunque esta iniciativa parezca extraña frente a un potencial mercado común, este acuerdo tiene como fin relanzar el proceso de integración centroamericano. La unión aduanera El Salvador-Guatemala establece que ambos países actuarían como uno solo en cualquier negociación conjunta frente a un tercero. Además, esta unión aduanera está abierta a la adhesión de otros países de la región, lo que en un futuro permitiría englobar de manera secuencial al resto de la región. Una alternativa a este escenario sería una posible unión monetaria. No obstante, los estudios preliminares econométricos sobre la estimación de los tipos de cambio reales en todos los países centroamericanos revelan que no hay homogeneidad en sus determinantes. Estos resultados indicarían que el desempeño externo depende de las circunstancias propias de cada país más que de factores comunes que podrían constituir la base de una unión monetaria. En 1999 el comercio total acusó una desaceleración (-1.9%) causada por la contracción en las ventas externas de Honduras (-21%) y Nicaragua (-10%), que se explican básicamente por las secuelas del huracán Mitch y la caída de los precios de algunos productos primarios de exportación. La otra cara de la moneda fue el desempeño exportador de Costa Rica, impulsado por el dinamismo de los componentes electrónicos. En el plano intrarregional, medido por las exportaciones, el comercio mantuvo la tasa de crecimiento del año anterior (5%). En este desempeño incidieron las trabas fronterizas al comercio intrarregional (por ejemplo, el impuesto nicaragüense del 35% a los productos procedentes de Honduras), el comportamiento de los tipos reales bilaterales de cambio y la disminución en las tasas de crecimiento de todas las economías centroamericanas, a excepción de Costa Rica y Nicaragua. De hecho, un análisis del comercio intrarregional a nivel de producto arroja que justamente el factor más importante en el desempeño comercial es el crecimiento de los países. El documento consta de seis apartados. El primero se centra en los aspectos formales de la integración como se desarrollaron en las reuniones ordinarias y extraordinarias de los mandatarios centroamericanos. El segundo describe el estado actual del arancel externo común. El tercero examina la unión aduanera El Salvador?Guatemala. El cuarto expone la situación del comercio global de Centroamérica y el intrarregional total y por producto. El quinto apartado expone los resultados de un análisis del comercio intrarregional en 1997-1998, utilizando la metodología de la cuotas constantes de mercado. Finalmente, el último apartado analiza con técnicas econométricas de cointegración los determinantes de los tipos de cambio reales desde una perspectiva de largo plazo para las economías centroamericanas.
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