El estructuralismo latinoamericano

Compartir
Título de la revista
ISSN de la revista
Título del volumen
Símbolo ONU
Citación

El estructuralismo latinoamericano

Fecha
Resumen

El trabajo que aquí se presenta contó con el apoyo decisivo de la CEPAL, otorgado a través de un convenio entre esta institución y la Sociedad Internacional para el Desarrollo, SID (Capítulo Uruguay);. El convenio se puso en marcha el 1 de abril de 2002. Posteriormente, con mediación de la SID, se lograron colaboraciones adicionales de la ALADI y del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC-Canadá);. Prólogo Tengo el gusto de presentar un excelente libro que enriquecerá en varios sentidos a sus, a no dudarlo, muy numerosos lectores. El estructuralismo latinoamericano cuenta, reseña y analiza uno de los más feraces desarrollos de las ciencias sociales del pasado siglo, que alcanzó gran difusión y aceptación entre los especialistas, interesó a muchísimos responsables de políticas públicas, influyendo a gran número de ellos, y llamó la atención de todos los interesados en el desarrollo económico, social y político de la región. Tal como el autor destaca, los estructuralistas latinoamericanos comparten ciertas posiciones metodológicas. El "método" del estructuralismo latinoamericano toma especialmente en cuenta las características reales de las situaciones que se analizan, incluidos sus antecedentes históricos relevantes, por oposición a practicar el análisis partiendo de un conjunto de postulados generales y abstractos cuya aplicabilidad se presume independiente del lugar, la época y la historia. Así, el método estructuralista exige en cada caso laboriosas consideraciones sobre el contexto y antecedentes del problema específico que se analiza. Destacados autores latinoamericanos aplicaron ese enfoque metodológico en distintas épocas y a temas claramente distintos. El mismo Prebisch, a quien se deben contribuciones de gran importancia en la teoría del desarrollo económico en los cincuenta, hizo aportes relevantes en décadas posteriores en temas de orden social. Autores tan diversos como Furtado, Fajnzylber y Medina Echavarría lo utilizaron y consolidaron su desarrollo. Este enfoque disciplinario, como otros casos destacados en la economía y otras ciencias, surgió de contribuciones independientes, no coordinadas de antemano, y resultó en una profunda interacción entre numerosos científicos. A pesar de que los estructuralistas latinoamericanos nunca parecieron preocuparse de la aplicabilidad de su método a otras regiones, el método despertó interés en economistas y científicos sociales, tanto en regiones subdesarrolladas como en países adelantados. Así, una manera de abordar problemas socioeconómicos que renunciaba a utilizar axiomas de pretendido valor universal y preconizaba la especificidad del análisis a tiempo y lugar, terminó alcanzando, como método, difusión generalizada. Como se verá en el texto, Octavio Rodríguez trata el tema con sus conocidas lucidez y erudición, guiando además con elegancia y efectividad al lector por el fascinante proceso de cincuenta años en los que el estructuralismo latinoamericano fue tomando forma y rindiendo frutos. En línea con la esencia del enfoque, el autor hace frecuentes menciones de los más importantes acontecimientos de la realidad latinoamericana de ese largo periodo. En todo el texto, en el que así se entretejen realidad y teoría, propuestas y práctica, economía, sociología y ciencia política, el autor usa una especial capacidad analítica y de síntesis que no se ve con frecuencia. De esta manera, otro mérito del libro es ayudar a ver que el aporte del estructuralismo latinoamericano va más allá de lo metodológico, ya que hace importantes contribuciones sustantivas a la teoría del desarrollo económico y social. El estructuralismo latinoamericano resulta decisivo para responder a la pregunta de cuáles son las principales causas del subdesarrollo de la región, y a la pregunta subsiguiente de qué puede hacerse para superarlo. El carácter polémico de los temas a los que llevan estas dos preguntas entrelazadas, que da lugar a apasionadas posiciones de aprobación o de rechazo, oscurece con mucha frecuencia el hecho de que los estructuralistas hicieron aportes de envergadura para su discusión y obstaculiza con igual frecuencia el reconocimiento del carácter científico -y a veces la brillantez- de esas contribuciones. El libro de Octavio Rodríguez pone esto de relieve, y ese solo hecho lo marca como un trabajo que aporta, a su vez, una contribución original a la literatura sobre el desarrollo. En el texto queda claro cómo la CEPAL -la casa por excelencia de los latinoamericanos y otros amigos del desarrollo de la región- albergó y dio aliento al nacimiento y evolución del enfoque estructuralista latinoamericano, lo que nos lleva a nuestro último comentario. La CEPAL, mirando el presente y el futuro, no puede dejar de notar la vigencia del enfoque disciplinario que nos deja el estructuralismo latinoamericano. Ello no debe sorprendemos, pues se deriva de la flexibilidad de su método para tomar en cuenta los cambios que a través del tiempo se dan en la situación interna y el contexto externo de cada país. Las mutaciones que presenciamos en el orden político mundial, en el comercio y en la velocidad del cambio técnico agrandan las distancias que nos separaban de los países avanzados, y también aparecen nuevas brechas. Se toma conciencia de nuevos problemas, como el del medio ambiente, y se asiste a nuevas y a renovadas reivindicaciones sociales, haciendo más rica, compleja y dificil la agenda de las políticas públicas. Todo ello obliga a echar miradas también nuevas sobre el fenómeno del subdesarrollo. Bien podría decirse que similares cambios de fondo tuvo el mundo de la segunda posguerra y que el estructuralismo ayudó a comprenderlos y enfrentarlos. ¿Por qué negarle la oportunidad de ser similarmente útil ahora? De hecho, los trabajos actuales de la CEPAL, sus investigaciones y sus publicaciones, hacen buen uso del legado del estructuralismo latinoamericano, del cual la CEPAL es beneficiaria directa. Creemos que este libro será muy útil para poner ese legado más al alcance de los muchos interesados en el desarrollo de la región. Hay más por decir, pero un prólogo mal puede ser una completa reseña o una completa crítica del libro en sí y mucho menos de una obra de la densidad analítica como la que presenta Octavio Rodríguez. Es prudente dejarle ya el uso de la palabra al autor. José Luis Machinea, Secretario Ejecutivo de la CEPAL

TIPO DE DOCUMENTO

Resumen
El trabajo que aquí se presenta contó con el apoyo decisivo de la CEPAL, otorgado a través de un convenio entre esta institución y la Sociedad Internacional para el Desarrollo, SID (Capítulo Uruguay);. El convenio se puso en marcha el 1 de abril de 2002. Posteriormente, con mediación de la SID, se lograron colaboraciones adicionales de la ALADI y del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC-Canadá);. Prólogo Tengo el gusto de presentar un excelente libro que enriquecerá en varios sentidos a sus, a no dudarlo, muy numerosos lectores. El estructuralismo latinoamericano cuenta, reseña y analiza uno de los más feraces desarrollos de las ciencias sociales del pasado siglo, que alcanzó gran difusión y aceptación entre los especialistas, interesó a muchísimos responsables de políticas públicas, influyendo a gran número de ellos, y llamó la atención de todos los interesados en el desarrollo económico, social y político de la región. Tal como el autor destaca, los estructuralistas latinoamericanos comparten ciertas posiciones metodológicas. El "método" del estructuralismo latinoamericano toma especialmente en cuenta las características reales de las situaciones que se analizan, incluidos sus antecedentes históricos relevantes, por oposición a practicar el análisis partiendo de un conjunto de postulados generales y abstractos cuya aplicabilidad se presume independiente del lugar, la época y la historia. Así, el método estructuralista exige en cada caso laboriosas consideraciones sobre el contexto y antecedentes del problema específico que se analiza. Destacados autores latinoamericanos aplicaron ese enfoque metodológico en distintas épocas y a temas claramente distintos. El mismo Prebisch, a quien se deben contribuciones de gran importancia en la teoría del desarrollo económico en los cincuenta, hizo aportes relevantes en décadas posteriores en temas de orden social. Autores tan diversos como Furtado, Fajnzylber y Medina Echavarría lo utilizaron y consolidaron su desarrollo. Este enfoque disciplinario, como otros casos destacados en la economía y otras ciencias, surgió de contribuciones independientes, no coordinadas de antemano, y resultó en una profunda interacción entre numerosos científicos. A pesar de que los estructuralistas latinoamericanos nunca parecieron preocuparse de la aplicabilidad de su método a otras regiones, el método despertó interés en economistas y científicos sociales, tanto en regiones subdesarrolladas como en países adelantados. Así, una manera de abordar problemas socioeconómicos que renunciaba a utilizar axiomas de pretendido valor universal y preconizaba la especificidad del análisis a tiempo y lugar, terminó alcanzando, como método, difusión generalizada. Como se verá en el texto, Octavio Rodríguez trata el tema con sus conocidas lucidez y erudición, guiando además con elegancia y efectividad al lector por el fascinante proceso de cincuenta años en los que el estructuralismo latinoamericano fue tomando forma y rindiendo frutos. En línea con la esencia del enfoque, el autor hace frecuentes menciones de los más importantes acontecimientos de la realidad latinoamericana de ese largo periodo. En todo el texto, en el que así se entretejen realidad y teoría, propuestas y práctica, economía, sociología y ciencia política, el autor usa una especial capacidad analítica y de síntesis que no se ve con frecuencia. De esta manera, otro mérito del libro es ayudar a ver que el aporte del estructuralismo latinoamericano va más allá de lo metodológico, ya que hace importantes contribuciones sustantivas a la teoría del desarrollo económico y social. El estructuralismo latinoamericano resulta decisivo para responder a la pregunta de cuáles son las principales causas del subdesarrollo de la región, y a la pregunta subsiguiente de qué puede hacerse para superarlo. El carácter polémico de los temas a los que llevan estas dos preguntas entrelazadas, que da lugar a apasionadas posiciones de aprobación o de rechazo, oscurece con mucha frecuencia el hecho de que los estructuralistas hicieron aportes de envergadura para su discusión y obstaculiza con igual frecuencia el reconocimiento del carácter científico -y a veces la brillantez- de esas contribuciones. El libro de Octavio Rodríguez pone esto de relieve, y ese solo hecho lo marca como un trabajo que aporta, a su vez, una contribución original a la literatura sobre el desarrollo. En el texto queda claro cómo la CEPAL -la casa por excelencia de los latinoamericanos y otros amigos del desarrollo de la región- albergó y dio aliento al nacimiento y evolución del enfoque estructuralista latinoamericano, lo que nos lleva a nuestro último comentario. La CEPAL, mirando el presente y el futuro, no puede dejar de notar la vigencia del enfoque disciplinario que nos deja el estructuralismo latinoamericano. Ello no debe sorprendemos, pues se deriva de la flexibilidad de su método para tomar en cuenta los cambios que a través del tiempo se dan en la situación interna y el contexto externo de cada país. Las mutaciones que presenciamos en el orden político mundial, en el comercio y en la velocidad del cambio técnico agrandan las distancias que nos separaban de los países avanzados, y también aparecen nuevas brechas. Se toma conciencia de nuevos problemas, como el del medio ambiente, y se asiste a nuevas y a renovadas reivindicaciones sociales, haciendo más rica, compleja y dificil la agenda de las políticas públicas. Todo ello obliga a echar miradas también nuevas sobre el fenómeno del subdesarrollo. Bien podría decirse que similares cambios de fondo tuvo el mundo de la segunda posguerra y que el estructuralismo ayudó a comprenderlos y enfrentarlos. ¿Por qué negarle la oportunidad de ser similarmente útil ahora? De hecho, los trabajos actuales de la CEPAL, sus investigaciones y sus publicaciones, hacen buen uso del legado del estructuralismo latinoamericano, del cual la CEPAL es beneficiaria directa. Creemos que este libro será muy útil para poner ese legado más al alcance de los muchos interesados en el desarrollo de la región. Hay más por decir, pero un prólogo mal puede ser una completa reseña o una completa crítica del libro en sí y mucho menos de una obra de la densidad analítica como la que presenta Octavio Rodríguez. Es prudente dejarle ya el uso de la palabra al autor. José Luis Machinea, Secretario Ejecutivo de la CEPAL
Evento
Proyecto
Colecciones